Con el tradicional pregón, que en esta edición, la XXXIII, corrió a cargo del escritor Guillem Frontera, quien pidió "la restauración del prestigio del esfuerzo personal", se inauguró ayer la Fira del Llibre. Un encuentro que por primera vez ha ocupado La Rambla, donde trece expositores correspondientes a otras tantas librerías, junto a los tres de las instituciones públicas, permanecerán abiertos hasta el próximo 7 de junio, con horarios de 10 a 14 horas y de 17 a 21.

Medio centenar de personas, entre ellas algunas personalidades de la cultura como el exdirector del Teatre Principal Pere Noguera, la exconsellera de Cultura Bàrbara Galmés o el dibujante y pintor Vicenç Sastre, se dieron cita en la sala de actos de la Fira, justo enmedio de La Rambla, para escuchar a Guillem Frontera, o por lo menos, intentarlo, porque la acústica falló, entre otras causas por el tráfico constante de vehículos.

En su discurso, el autor de Sicília sense morts, uno de los libros que más se vendió en el último Sant Jordi y favorito para colocarse en lo más alto de las listas en esta Fira, cargó contra aquellos que "solo contemplan el éxito como objetivo y las cifras como medida del éxito" y lamentó "el declive de la curiosidad".

"Tal vez valdría la pena abandonar la razón suprema del mínimo esfuerzo para habituar a los jóvenes estudiantes en la lectura", recomendó, al tiempo que recordó que es papel de "padres y profesores" el "ayudar a estimular a los jóvenes para que se abran y puedan ir encontrando en los libros de la vida aquellos elementos que pueden dar respuestas y nuevas preguntas al enjambre de inquietudes en que se convierte la vida del adolescente".

"Quién sabe si ahora padecemos los efectos de unos decenios de exaltación de lo lúdico, sobrevenida como reacción a una larga etapa de miseria cultural", se preguntó Frontera mientras miraba al auditorio.

El pregonero denunció la literatura "diver y guai", la que defiende que "todo tiene que ser simple y ligero", una oferta que ya se dio en los años 80, señaló, y que motivó una auténtica "hecatombe" que aún hoy pasa factura. Una época, espetó, en la que "no era tan importante el libro que se presentaba como el catering que se servía en la presentación".

Frontera abogó por "leer con atención" y pidió trabajar "en la restauración del prestigio del esfuerzo personal, no como un castigo, sino como la vía para el descubrimiento de un mundo lleno de maravillas que están dentro de nosotros y que solo los libros de la vida nos permitirán vivir. Sin estos libros viviremos por debajo de nuestras responsabilidades y, esta vez sí, seremos responsables", concluyó.

"Compromiso" con la cultura

El escritor y también activista cultural fue felicitado por los presentes, entre ellos el presidente del Gremi de Llibreters, Antoni Sureda, y los tres representantes de las instituciones, Joan Rotger, vicepresidente del Consell; Fernando Gilet, concejal de Cultura; y Antoni Vera, director general de Cultura del Govern. Un trío que con cara de circunstancias vivió su última Fira del Llibre, como hizo saber en su intervención el propio Gilet.

"El de los libreros es un sector que lo ha pasado mal, como muchas familias y ciudadanos, pero ha demostrado su compromiso con nuestra cultura", expresó Rotger, quien se despidió recordando que "la cultura ha de tener la mejor de las inversiones".

En su primer día, fueron pocos quienes se animaron a realizar alguna compra en los expositores. "Para mí es el mejor día, porque aún hay poca gente. Seguro que mañana y el domingo estará lleno y todo será más caótico", auguró Joana Llabrés, quien se animó a llevarse a casa precisamente el último libro del pregonero.

"Creo que el hecho de que floristas, vendedores de libros y terrazas estemos unidos nos ayudará en conjunto. Espero que todos vendamos nuestros productos y este encuentro se repita el próximo año", expresó Aida Oliver, de Flores Mary.

Sobre el nuevo emplazamiento, La Rambla, adonde llega la Fira después de girar por un sinfín de espacios de Ciutat, como la plaça d´Espanya, el Parc de les Estacions o el añorado Born, solo hubo buenas palabras. "Por fin un lugar en el que es agradable pasear, hay sombra e incluso incita a la lectura", suspiró Pere Mulet.

"La Rambla está bien", coincidió Arnau Amer, coresponsable de la librería Quart Creixent. "Es un lugar emblemático de Ciutat y combina muy bien con las flores y los libros. Espero que despierte llegiguera", agregó.

La jornada, tras el pregón, continuó con las dos primeras de las muchas presentaciones programadas en la Fira, que estuvieron protagonizada por Margalida Vinyes y Xesca Gomila, autoras de La cuinera de l´Òpera, un libro dedicado a Catalina Fiol, la mujer emprendedora que durante diez años acumuló menús y secretos culinarios en su restaurante; y Antonina Canyelles, autora de Nus baixant una escala. Los actos se desarrollaron en los expositores de Llibres Colom y Embat-Born, respectivamente.