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La crónica

El Mallorca remonta un duelo agónico

Xisco y Joselu dan la vuelta al marcador en la segunda parte y proporcionan una victoria imprescindible para la permanencia ante el Tenerife

Llorando y casi rezando. Seis jornadas después, el Mallorca se reencontró con la victoria. Fue ante el Tenerife, un rival directo, y los tres puntos eran innegociables para el objetivo de la permanencia. La salvación no está conseguida, pero sí un poco más cerca cuando restan siete jornadas para el final del campeonato. Fue un triunfo de casta. De rabia. Se fueron al descanso por debajo en el marcador y el peligro del descenso era ya real. Perder ayer hubiera supuesto jugar prácticamente sin red con el Sporting y el Betis a la vista. Jugando a muy poco y ante un rival que tampoco es nada del otro mundo, se sumaron tres puntos que dan vida a un equipo muerto y que pide a gritos que finalice este infierno de temporada.

La primera parte fue la enésima demostración del querer y no poder. Ante el que posiblemente es el peor equipo a domicilio de la Liga, el Mallorca no dio una a derechas. A los jugadores les tiemblan las piernas. Tienen pánico al balón, al que ven como un artefacto en lugar del objeto al que tienen que mimar para lograr sus objetivos. Más que un entrenador, hace falta en el Mallorca un psicólogo, y de los buenos, para desentrañar todos los males que se han aposentado en la cabeza de los jugadores. No hay por dónde cogerlo. Ayer debía ser el día del reencuentro con la victoria tras la debacle ante la Llagostera y el Racing en casa y el bodrio de empate en Alcorcón. Se logró a duras penas. Pero ya vale. Las florituras quedan para mejor ocasión. Se ha llegado a un punto en que lo único que cuenta es sumar. El Tenerife, en la primera parte, como antes tantos otros, se sintió por un día el rey del mambo ante la dejadez, o incompetencia, del rival.

El gol visitante fue el mejor ejemplo de la falta de actitud de unos jugadores desorientados. Un jugador del Tenerife, es igual quién, disparó sin oposición desde el borde del área rojilla. El disparo lo detuvo Cabrero sin atajarlo. Por allí estaba Maxi, el hombre más peligroso de los tinerfeños, para introducir el balón en la portería. Lo que le faltaba a los jugadores, que se mueven como flanes sobre el terreno de juego.

El tempranero gol de Xisco en el segundo periodo, a los cuatro minutos, dio alas al equipo. El delantero cedido por el Córdoba marcaba su séptimo gol tras cruzar el balón al portero Dani después de un excelente pase de Marco que, por momentos, recordó al que ha maravillado durante gran parte de la temporada.

En el minuto 62 se produjo el cambio que iba a dar la vuelta al marcador. Joselu entró por un decepcionante Riera. Ya sorprendió que el manacorí siguiera tras el descanso después de un primer tiempo impropio de un profesional de su categoría. A cada partido, Riera se empeña en darle la razón a su entrenador. No está ni se le espera. Físicamente es una ruina y no está para jugar en un equipo que se juega la vida cada domingo. Lo cierto es que la entrada de Joselu fue determinante. Siete minutos después de abandonar el banquillo, el ex del Recre remató a gol un buen centro de Pereira, ayer enchufado. El francés sigue negado de cara al gol, pero voluntad le pone toda. Es lo que le salva. Ayer no marcó, pero dio el pase del gol que puede valer la permanencia en Segunda.

Fue el último disparo entre los tres palos de un Mallorca que, a partir de ese momento, se dedicó a defender la mínima ventaja. Un error, porque faltaba un mundo. Desde el gol de Joselu todo fueron interrupciones, faltas, saques de banda, jugadores -todos del Mallorca- sobre el césped. Fueron minutos agónicos. Cada ataque del Tenerife provocaba taquicardia entre unos aficionados que suspiraban por una victoria. Los jugadores de Agné, cansados de la pérdida de tiempo de los locales, mandaron la deportividad a tomar aire fresco, lo que provocó la ira de Xisco, Yuste y compañía. El árbitro, que expulsó al delegado Toni Tugores, alargó cinco minutos más la agonía. Una agonía, por una vez, con final feliz. Falta remar, pero ya se divisa la costa.

Iberostar Estadio (5.620 espectadores)

Real Mallorca: Cabrero; Company, Joao, Bigas, Gulan; Yuste, Bustos (Ros, m.46), Pereira, Riera (Joselu, m.62), Marco (Arana, m. 81) y Xisco.

CD Tenerife: Dani Hernández; Moyano, Albizua, Carlos Ruiz, Cámara; Vitolo, Ricardo (Juan Carlos, m.71), Aitor Sanz (Aridane, m.83); Suso, Abdón (Ifran, m. 62) y Maxi.

Goles: 0-1, Maxi aprovecha un rechace de Cabrero (m. 31); 1-1 Xisco a pase de Marco (m. 49); 2-1 Joselu a pase de Pereira (m.69).

Árbitro: López Acera (comité Extremeño).

Tarjetas amarillas: Yuste (m.17), Aitor Sanz (m.27), Bigas (m.80), Carlos Ruiz (m.80). Xisco (m.83), Ros (93).

Tarjetas Rojas: Toni Tugores, delegado del Mallorca (m. 88).

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