Tienen entre 22 y 32 años. Son poetas de aquí y ahora. Ana Darder, Sergio Rigo, Pere Antoni Bestard y Emili Sánchez-Rubio se alzaron como ganadores del último certamen Art Jove de Poesía en castellano y catalán. Los poemarios premiados los acaba de editar Lleonard Muntaner y a tenor de su lectura no cabe duda de que se están abriendo paso en los laberintos del panorama poético de la isla.

Los nuevos poetas mallorquines son eclécticos, comunicativos, activos culturalmente, irónicos y críticos con la realidad que les ha tocado vivir. Se indignan, pero también se ríen de lo que les rodea. Formalmente, son una generación "heterogénea", pero comparten un "contexto social y político adverso", sobre todo para la juventud. "Hay un grupo importante y numeroso de voces que han nacido entre 1980-85. Tienen bastante conexión entre ellos, se escriben los prólogos, se presentan los libros, en definitiva, comparten una logística conjunta", comenta Sánchez-Rubio. "Estilísticamente, no conforman un grupo poético, pero sí convienen en las maneras de comunicar y difundir sus textos", añade. En este sentido, son deudores de las acciones performativas "de los años 70, de los artistas de Taller Llunàtic, por ejemplo, o de la recuperación de la oralidad llevada a cabo por poetas catalanes como Enric Casasses", comenta Sánchez-Rubio. Algunos de estos jóvenes poetas fueron antologados por el grupo Pèl Capell bajo el título de Pedra foguera. Y muchos también fueron editados en la colección La Cantàrida, dirigida por Pau Castanyer. Es el caso, por ejemplo, de Laia Martinez i Lopez, miembro de Jansky y Cap de Turc, proyectos que aúnan música y poesía. Dos artes que también van de la mano en los casos de Sergio Rigo (ex Nihil) y Pere Antoni Bestard (Donallop).

La existencia de corrientes literarias estancas y homogéneas es un asunto del pasado. "En un mundo tan global, ajeno a las purezas, difícilmente volverán a coincidir voces estilísticamente similares en una misma generación", opina Sergio Rigo. Por eso, la transición de estos poetas jóvenes con la generación anterior ha sido pacífica, "no hemos matado al padre".

"Los comienzos de la era digital" también han marcado a esta nueva hornada de autores. En este sentido, no es extraño que muchos de ellos hayan dado a conocer sus primeros textos en blogs, webs, o incluso a través de las redes sociales. Los premios también son la vía para publicar.

El eclecticismo es la marca de la nueva poesía, que se desenvuelve en una variedad saludable. A sus integrantes les definen por igual la calle, la meditación de altura, la cultura de masas, internet, el rock, etc. Juegan al perro y al gato con las etiquetas. Sánchez-Rubio confiesa que nunca le habían interesado hasta ahora, como materia literaria, los temas sociales. "Ha sido por la crisis. He escrito unos poemas visuales de temática social que saldrán a la luz en el futuro. Tratan sobre banqueros, expropiaciones, etc." Ana Darder considera que también se pueden tratar cuestiones como la crisis y sus estragos en la generación más joven de una forma velada. "Tengo un poema, Lunes al sol, que refleja el desamparo e impotencia de estar en el paro", señala. Aunque no todos estos poetas hayan escrito alguna vez sobre temáticas sociales, sí se reconocen al completo en las palabras "desencanto" y "rabia". Pese a ello, Pere Antoni Bestard no cree que la crisis vaya a provocar un brote de poesía social. "Lo que sí vendrá es más poesía en general. Ante esta situación, la gente necesita expresarse", asegura. "Cierto", conviene Sánchez-Rubio, "además los jóvenes tienen más tiempo para escribir, muchos están en el paro, y creo que hablando del amor también te estás enfrentando a lo que sucede". ¿A qué le cantan los jóvenes? A la ruptura, a la pérdida, a las relaciones... También subliman el erotismo y la filosofía. Tanto que Rigo asegura que el autor que más le ha influenciado es Nietzsche, "porque apenas he leído poesía de otros; ahora he descubierto a Emili", confiesa. Lo de la filosofía no es poca broma para ellos, Bestard es licenciado en la materia y Sánchez-Rubio define Así habló Zaratustra como un largo poema filosófico.

La disparidad de influencias es otra de las características de los jóvenes autores. Ana Darder es la más anglófila: Shakespeare, William Blake, Virginia Woolf, Emily Dickinson, y Robert Graves. Lorca es la excepción. Sánchez-Rubio, que publica tanto en catalán como en castellano, se siente vinculado a voces de casa: Antonio Gamoneda, Andreu Vidal, Blai Bonet, Pere Perelló i Nomdedéu, Jaume Munar Ribot o Àngel Terron. Bestard se confiesa un seguidor del impulso creativo de Alejandro Jodorowsky o Miguel Noguera.

En cuanto al futuro, son conscientes de que la poesía es minoritaria. Suscriben las palabras de Graves, "no hay poesía en el dinero y no hay dinero en la poesía". Les queda presentarse a concursos, usar internet o presentar sus proyectos a los escasos sellos que hay en la isla. En catalán, la edición de poetas jóvenes es más vigorosa. "Es destacable el trabajo de Edicions del Despropòsit o AdiA Edicions. En castellano, están Sloper, que editó a Fernández Mallo, Calima o La Baragaña", comenta Sánchez-Rubio. El otro camino que queda es la autoedición.

Muchos también optan por la visibilidad que les brindan los festivales. Es el caso de Poesia de la Mediterrània, dirigido por el articulista de este diario Biel Mesquida, que este año ha invitado a Sánchez-Rubio, el FLoM!, que en 2014 se tomó una pausa, o el Poésart.