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Entrevista

Joan Carreras: "Vivir es asumir que la vida es imperfecta. Vale la pena conservar el entusiasmo"

El barcelonés recala en la Setmana del Llibre en Català para presentar ´L´àguila negra´

Joan Carreras, ayer en La Misericòrdia. Guillem Bosch

-En L'àguila negra asume el reto de explicar la vida de un personaje como Marià Solvell.

-Quería explicar una vida entera porque no lo había hecho nunca y cuento la vida de Marià Solvell desde1951 hasta 2013. Es el trayecto vital de una persona desde los ocho años hasta los 70 y que se corresponde con una época determinada, la de aquella generación que dibujó el país que nos hemos encontrado. Ahora empezamos a pensar que es un país demasiado conformista y de un carácter acomodadizo. Es un juicio duro, por ello, al mismo tiempo debo decir que esta misma generación es la de los abuelos de nuestra libertad. A pesar de su conformismo, hay algunas personas que empezaban a explorar, por ejemplo, probando algunas sustancias o con una sexualidad más atrevida.

-¿Por qué optó por la canción de Maria del Mar Bonet, L'àguila negra?

-La verdad es que quería una canción para una pareja. Puestos a buscarla, quería una canción viva y conocida de aquella época. L'àguila negra fue el primer éxito en catalán, logró el disco de oro en 1971. Elegí esta pieza porque se identificaba con el público y podía ser reconocida por muchos lectores. Una vez elegida, utilicé la letra para colocarla en distintos momentos del libro. Con todo ello, me atreví a poner el nombre de la canción como título del libro. Ha sido un acierto porque L'àguila negra es una imagen muy potente y sugestiva.

-Al final, Marià entiende que la vida no es perfecta.

-Hay gente que me ha dicho que el libro es un canto a la vida imperfecta y me gusta. La vida perfecta no existe. No hay dos planes: uno donde todo es maravilloso y otro en el que las cosas se puedan torcer. El conjunto de todo es lo que hace que la vida sea así. Lo mejor de esta novela es que hace un canto a la vida real.

-¿Vivir es asumir que uno se puede equivocar?

-Claro. Vivir es saber que si no te equivocas es que no estás viviendo. En el caso de los personajes de L'àguila negra deben tomar decisiones, como todos, y estas decisiones tienen consecuencias. Cuando uno toma decisiones, va abriendo caminos y luego ya no puede dar marcha atrás. Vivir es asumir que la vida es imperfecta, por ello, vale la pena conservar el entusiasmo. Cuando digo que es una novela a favor del entusiasmo, muchos me dicen que en el libro ocurren muchas desgracias. Y es que el entusiasmo de vivir consiste en vivir en plenitud aceptando que vivir implica llenarse de arañazos, dañar corazones, tener el corazón herido, sufrir y reír. Todo va junto es un solo paquete, un todo incluido.

-¿Qué balance hace de sus 25 años como escritor?

-Hago un balance muy positivo por la alegría de cumplir 25 años explicando historias. Cuando escribo pretendo transmitir emociones. Siempre busco la conexión emotiva con el lector. Tengo la suerte de haber publicado en buenas editoriales pero, encima, en 2014 he recibido dos premios. En febrero otorgaban el premio a la mejor novela de 2013 y me concedieron el Ciutat de Barcelona por un Cafè Barcelona y a finales de año me dieron el Sant Jordi que se publica en 2015. Ha sido una casualidad pero cuando tienes el Ciutat de Barcelona y en tu próximo libro te otorgan el premio de novela más importante en catalán, es normal que esté contento, entusiasmado."Miles de personas, como yo, lucimos la ´estelada´ en el balcón y nunca lo habíamos hecho"

-El escenario de la novela es una Barcelona cambiante: de la ciudad de los años 50 con el franquismo a la manifestación del 11 de septiembre de 2012. De todas formas, huye de hacer una tesis.

-No es mi trabajo. En una novela tienes que presentar un mundo verosímil, interesante y emocionante. Puedes hacer tesis pero no es lo que yo hago. El lector, que es inteligente, se da cuenta de que los personajes que dibujo se asemejan a la mayoría silenciosa, que conforma un país que, en vez de comprometerse, optaba por ganarse la vida, tener hijos, abrir una consulta de dentista en el caso de Marià Solvell... Personas que su reloj íntimo es más importante que el tiempo histórico porque no son conscientes de lo que está pasando. Tampoco estoy seguro de que nosotros seamos conscientes de lo que está ocurriendo. Tenemos una intuición luminosa y no será hasta dentro de unos años cuando podamos hacer un juicio. Ahora creo que es un buen momento, hay un cambio de manera de pensar en Cataluña. No hablo de política, hablo de carácter. Es evidente que hay alguna cosa que no ha ido bien y es necesario hacer una reflexión. Eso sí, nos hemos tragado 30 años de autonomismo sin abrir la boca. Todo ello se percibe al leer el libro pero he huido de hacer una novela histórica. Hay referencias a los tiempos históricos cuando los personajes tienen relación con ellos.

-¿La manifestación del 11 de septiembre de 2012 fue la primera para muchos catalanes como en el caso de Marià?

-Seguramente la primera importante fue en 2010, que se suponía que era para protestar contra la sentencia del Estatut y se convirtió en una marcha a favor de la independencia. No se lo esperaban ni los organizadores. La de 2012 fue muy importante porque la Via Catalana de 2013 y la V de 2014 eran actos organizados con muchos recursos. En cambio, en 2012 se convocó una manifestación y la gente ya no pidió un pacto fiscal si no que directamente reclamó la independencia. También ocurre que miles de personas, como yo, que nunca habíamos tenido la estelada al balcón, llevamos tres años luciéndola. Este cambio es significativo.

"En 2012 se convocó una manifestación y la gente directamente reclamó la independencia"

-¿Marià hubiera acudido a votar el 9-N?

-No lo sé. Es bonito que el lector pueda hacerse estas preguntas. Los libros en el momento que salen de imprenta, ya no son míos, son de los lectores y cada lector se monta la historia a su manera.

-¿El Premi Sant Jordi es un sueño hecho realidad?

-Por una parte, sí. A los siete años a la hora del patio ya escribía cuentos en vez de jugar a la pelota. Siempre he tenido el afán de explicar historias. Por otra parte, el Sant Jordi es como un reconocimiento y me gustaría que fuera una oportunidad para dar a conocer mi obra anterior y las novelas futuras de una manera más cómoda y con la posibilidad de llegar a más gente porque explico historias para que alguien las lea.

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