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Miriam Díaz-Aroca: "El humor es parte de mi medicina existencial"

La polifacética artista protagoniza junto a su buena amiga Belinda Washington 'Insatisfechas', una aventura cómica firmada por José Luis Iborra que llegará al Trui Teatre el próximo 28 de marzo

Miriam Díaz-Aroca, en un momento de la función.

Miriam Díaz-Aroca y Belinda Washington se han convertido en dos mujeres casadas que se sienten atrapadas en una ansiedad constante que les destruye poco a poco. Una aventura cómica que lleva por nombre el de Insatisfechas y que se estrenó el pasado verano en España. El próximo día 28 llegará al Trui Teatre con la aspiración de convertirse en uno de los platos fuertes de la primavera teatral en la isla.

"Insatisfechas es un canto a la reconstrucción de la propia vida, envuelto en una historia de comedia y de risa, a partir de la idea de que es uno el que tiene que cambiar y no puede estar quejándose todo el rato sin hacer nada", comenta Díaz-Aroca.

En la obra, firmada por José Luis Iborra, responsable de títulos destacados de la época dorada de las comedias en el cine español como Salsa rosa, Boca a boca, Por qué lo llaman amor cuando quieren decir sexo y Todos los hombres sois iguales, por cuyo guión ganó un premio Goya, las dos protagonistas descubrirán que la vida no es como ellas pensaban, la felicidad es una gran mentira y el matrimonio, un aburrimiento. "La felicidad es una actitud y una decisión -aclara la polifacética actriz-; y se practica, como el músculo que se ejercita en un gimnasio. Es una conquista diaria. Y el matrimonio creo que siempre se forma. El problema es cuando empieza a deformarse y tienes que ponerle fin. Mantener una situación que no te aporta y te resta, es un absurdo".

Insatisfechas, como otros tantos trabajos en los que ha participado Díaz-Aroca, rezuma humor, un ingrediente clave en la vida diaria de la actriz. "El humor es parte de mi medicina existencial, mi terapia y mi modus operandi en la vida".

Con una carrera que se ha desarrollado a tres bandas, en el cine, la televisión y, sobre todo en los últimos años, el teatro, reconoce que "alguna vez mi profesión también me deja insatisfecha. Una tiene muchas ganas de hacer cosas y a veces no salen como desearías y te quedas mermada. Pero vuelves al ruedo con el mismo entusiasmo o renovado", subraya.

De su actual compañera de viaje, Belinda Washington, destaca su "profesionalidad" y la relación de "amistad y convivencia" entre ambas, que deriva en una "una complicidad" sobre el escenario que advierte el público.

Como ya ocurriera con Ni para ti, ni para mi, comedia que también unió a Díaz-Aroca y Washington, esta pareja ha vuelto a confiar en Iborra el texto de la obra. "Sin darle ningún tipo de pista nos construyó estas dos mujeres de barrio, un traje a medida para nosotras. Todo lo que hace Iborra para nosotras funciona siempre muy bien", asegura.

Díaz-Aroca confiesa que donde se siente bien es "en el traje del trabajo" aunque reconoce que "la comedia, el mundo en el que he crecido, siempre me ha resultado más fácil". No obstante, aclara que puede acometer un drama "con el mismo entusiasmo y las mismas ganas".

"Lo que me pido a mí misma es jugar, para disfrutar, sino el personaje no podrá brillar todo lo que puede brillar. Necesito que los personajes me enriquezcan y se distancien muchísimo de mí", señala.

La actriz, que se define como una mujer "muy optimista y vitalista", opina que "estamos en un momento de creatividad y de explosión de talentos" en el mundo del cine aunque lamenta que "los cauces estén más mermados" que nunca. "Somos muchos y con mucho talento, desde la dirección a la interpretación", añade.

Del nuevo presidente de la Academia, Antonio Resines, espera y desea que "sienta lo que es el cine y que la política que lleve sea equilibrada, equitativa y justa". Para Díaz-Aroca, esta institución sirve "para cuidar y fomentar el cine", recuerda.

Dispuesta a hacer confesiones, apunta que su gran pasión "es la vida y dentro de esta trabajar como intérprete y comunicadora encima de un escenario o en televisión". Otra de sus pasiones, "besar y ser besada, todo un placer".

A la hora de echar la vista atrás, no olvida su entrada por la puerta grande en el cine, de la mano de Almodóvar y Trueba: "Aquello fue un auténtico privilegio. Contaron conmigo sin tener antecedentes cinematográficos ni pasar ninguna prueba. Los dos me enseñaron muchísimas cosas, diferentes pero muy enriquecedoras".

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