De los más de doscientos participantes que acudieron a la primera de las tres veladas dedicadas a la más alta expresión de los sentidos en la quinta edición de Gastrotast, organizada por el equipo que dirige Víctor Calvo, fueron muchos los que quedaron impactados por la puesta en escena de una reinterpretación minimalista en lo culinario pero lujosa en su ambientación, del cinematográfico Festín de Babette, a cargo del cocinero Marc Medina.

La verdad es que en esta ocasión el palmesano Centre Flassaders, lugar elegido para desarrollar esta quinta entrega de Gastrotast, fue el escenario idóneo para las propuestas ofrecidas. La vista fue esencial, sin olvidar el oído, de cara a conocer la preciosa historia gastronómica de Babette, contada por Juan Carlos Azanza, maestro de cocineros, que preparó en varias ocasiones una réplica de ese banquete fílmico.

La cata a ciegas, inaugurada en esta ocasión por Modesto Vidal, sumiller de Makro, se convirtió en una sorpresiva experiencia para sus protagonistas, ya que tuvieron que arreglarse las con las tres bebidas propuestas, con los ojos tapados. Casi lo mismo les sucedió a quienes asistieron a la cena a ciegas, ya que entraron en el improvisado comedor a casi oscuras y sin poder ver, aunque conducidos por unos 'lazarillos'. Y sin poder captar lo que les habían colocado en su respectivo plato, probaron lo que les preparó Manu Pereira.

Ya con luz, pues la cuestión era mostrar tonalidades, la propuesta culinaria de Rafa Nadal y Carlos Barandiariain fue muy reconocida. La sorpresa culinaria de la noche la puso Santi Pons. En el espacio dedicado a recrear el juego de los sentidos, Rafa Sánchez actuó mitad cocinero, mitad alquimista, dejando cierto halo mágico en su receta, con un golpe de nitrógeno líquido.