-¿Cuán parecida es a la realidad la nueva serie que protagoniza para Antena 3?

-Muy parecida. Me siento muy identificado con la trama. Fue un motivo más para unirme al proyecto. Viví una infancia similar a la de los personajes. Provengo de una familia numerosa y tengo muchos parientes a los que veo únicamente en grandes celebraciones, un hecho que se refleja en esta nueva ficción. En estas celebraciones se producen muy a menudo equívocos y situaciones cómicas. Intentas mostrar tu mejor cara ante gente que no ves a diario y no sabe de tu vida cotidiana, pero al final siempre acaban saliendo a flote las cosas negativas. La gente sólo quiere enterarse de los trapos sucios.

-¿A quién encarna en Algo que celebrar?

-Al hijo pequeño, el consentido de la familia. Mi personaje es un joven que no terminó los estudios, que ha montado ya varias empresas y todas las ha dejado a medias... En definitiva, un vividor que ha decidido sentar la cabeza. Ha conocido a una chica y se va a casar. Mi personaje es alguien que siente cierto desencaje entre lo que la realidad demanda, lo que se supone que debe hacer y es correcto, y lo que verdaderamente desea.

-Usted también es el pequeño de su casa. ¿La realidad supera la ficción?"Todas las familias españolas hablan de política en la mesa, es una tara que tenemos"

-Sí, siempre. En mi familia yo también soy el pequeño. En casa somos mi hermana y yo, pero tengo como 40 ó 50 primos. ¡Por parte de mi madre son once hermanos!

-¿Y hablan de política en la mesa?

-Siempre. Todas las familias españolas lo hacen. Es una tara que tenemos y no nos la podemos quitar.

-¿Algo que celebrar es deudora de la aclamada Modern Family?

-No lo sé porque no la he visto, pero algunos de mis compañeros en la serie dicen que sí y lo han comentado en varias ocasiones.

-Como actor de comedia, ¿cuánto tiempo llevaba en barbecho?

-He rodado una película, pero llevaba un año sin hacer comedia en televisión. La comedia es un género que siempre se echa de menos. Y es peligroso en parte. Si estás bien emocionalmente, te enriquece mucho. Es un género que precisa de una energía especial. En cambio, cuando no estás bien o no encajas en el proyecto, se puede pasar muy mal cuando has de provocar la risa en los otros. No es el caso de Algo que celebrar. Todo el equipo nos lo estamos pasando muy bien.

-La comedia patria da frutos en la taquilla española. ¿Por quién se decanta: Daniel Sánchez Arévalo, Borja Cobeaga y Diego de San José o el humor de trazo grueso de Santiago Segura?

-Soy más de Sánchez Arévalo y su punto de vista costumbrista. Aunque Santiago Segura me tendría, si él lo quisiera, para Torrente 18.

-¿Y a este país le queda algo que celebrar?

-A este país le queda mucho por luchar y después tendrá mucho que celebrar. Estoy seguro de que saldremos de ésta y espero que tengamos valor para que los culpables de esta situación no salgan indemnes.

-¿Y al cine español?

-Al cine español le queda todo por celebrar. Tiene mucho potencial y cada vez es más conocido fuera de nuestras fronteras. Le queda mucho desarrollo por delante y muchos triunfos que saborear.

-¿Cuál es la última comedia bárbara que ha visto en el telediario?

-Es que el telediario es una comedia bárbara en sí. El otro día me fijé bien. Dura media hora. De ésta, cinco minutos son para el tiempo y diez para deportes. De los quince que quedan, conté el otro día que los once primeros se centraron en casos de corrupción política de nuestro país. Qué triste.

"Me gusta mucho Sánchez Arévalo, pero Santiago Segura también me tendría para ´Torrente 18´"

-Con 35 años sigue siendo un actor juvenil. ¿Cuántos años tendrá que cumplir para encarnar a un personaje serio, grave, profundo?

-En primer lugar, considero que la comedia siempre rejuvenece a los personajes. Es el drama el que te da ese peso que planteas. ¿Cuándo me darán ese papel? No lo sé, quizá sea en el próximo drama que interprete. Quién sabe.

-En su caso siempre ha habido trasvase entre la televisión y el cine. ¿Es positivo que haya puertas giratorias entre los dos formatos?

-Sí. El cine es un formato mágico que debe permanecer en la historia. Igual que el teatro. Todos los formatos han ido evolucionando a tenor del consumo y del tiempo del que disponen los usuarios. Es cierto, además, que la forma de hacer películas y series, su producción, es cada vez más parecida. En España había prejuicios de los directores de cine hacia las series porque dejaban en sus películas como una marca de autor. Es verdad que en el cine hay más libertad, pero a veces hay que sacrificar un poco esa autoría en aras de una mayor difusión.

-Usted protagonizó la ensalzadísima La habitación de Fermat. ¿Hay algún proyecto que haya superado aquella cinta?

-Cada proyecto es en cada momento el más importante. Aunque es cierto que guardo un recuerdo especial por aquella película. Me sentí muy lleno haciéndola. Fue un rodaje muy difícil de 12 horas diarias en una habitación que cada vez se hacía más pequeña.

-Por el título, Sólo química, intuyo que acaba de rodar con Alfonso Albacete (Mentiras y gordas) una comedia romántica.

-Lo es absolutamente. Es la historia de una fan. Cuenta el director que se le ocurrió en el Festival de Málaga, cuando una seguidora perseguía locamente a un actor. El filme relata cómo esta chica normal se introduce en un mundo que le es ajeno.

-Aprobó unas oposiciones de mecánico para Iberia. ¿No se hubiera integrado mejor en Los amantes pasajeros de Almodóvar que en Los abrazos rotos?

-(Risas). Jamás me atrevería a discutirle a Pedro [Almodóvar] los repartos de las películas. Hugo Silva lo hizo muy bien en Los amantes...

-¿Por qué estudió aviación, de qué buscaba huir?

-De nada. Lo que quería era volar. En mi familia hay tradición. Piloto aviones por hobby. Cada cuatro o cinco meses procuro hacerlo. Así es como desconecto.

-¿En qué momentos de su vida se acuerda de Raúl de Los Serrano?

-Me lo recuerdan constantemente por la calle, cada día. Es un personaje que gustó mucho a la gente. Lo recuerdo con mucho cariño.

-Actor en Madrid, ¿cuánto tiempo estuvo detrás de una barra?

-A día de hoy, creo que todavía he puesto más copas que secuencias he grabado.

-¿Vivir de la ficción es ser o no ser?

-Vivir de la ficción es ser, aunque es difícil de conseguir, pero cuando se consigue es maravilloso. Soy muy afortunado. No me ha faltado trabajo de momento. Puedo decir que vivo de mi profesión.

-¿Qué ecos de Mallorca detecta en su carácter?

-No lo sé. Eso se lo tendrías que preguntar a mi madre. De Mallorca creo que me ha quedado el gusto por el mar. Siempre busco los lugares con mar. Cuando rodábamos La habitación de Fermat en Barcelona, me levantaba 30 minutos antes de la hora, y eso que soy dormilón, para sentarme en la playa.

-Pregunta de cine: ¿a qué ministro no hay que subvencionar?

-A ninguno de los últimos años. No han sabido ni han querido hacer las cosas bien.

-¿Qué le ha hecho cabrearse o llorar últimamente?

-Ver a la gente que quiero triste y pasarlo mal. Me pone muy triste cómo sacan de su casa a una persona o cómo echan a la gente de su trabajo. Me entristece que los científicos españoles no tengan futuro y hayan de irse del país. Lo pienso y deseo irme de vacaciones fuera de España para respirar un poco. Hay mucha tristeza.