Berndt Koberling. Grosser Strom. Galeria Kewenig. Carrer Sant Feliu s/n (Palma). Hasta el 24 de enero de 2015

Julio Medem había visitado Finlandia antes del rodaje de Los amantes del círculo polar (1998). La película muestra la correspondencia de la vida de dos personajes protagonistas y los valores que aportó la historia del arte del Romanticismo: el deseo, la libertad, el individualismo, el amor, la muerte y el anhelo de una vida mejor.

Cuando vi las pinturas que aquí les comento, me di cuenta de inmediato que todo llega a fundirse en el recuerdo, de forma verdaderamente indecible.

El paisaje del círculo polar ártico es el eje central de las últimas obras de Bernd Koberling (Alemania, 1938) que ahora se exponen en la galería Kewenig.

El artista viaja a Islandia, pasa varios meses al año en Lodmundarfjördur, donde observa los movimientos cíclicos de su paisaje y luego los pinta.

Un total de casi cuarenta obras, la mayoría acuarela sobre papel y media docena de óleos sobre tela, ocupan el espacio de la galería y del Oratori de Sant Feliu. Contenido y método unidos en unas obras llenas de color, donde no sólo el gris es reconocible, también otros pigmentos como el rojo y el verde, que apareLas pinturas de Bernd Koberling. Koberling es poseedor de un exquisito gusto en el lenguaje y pinta buscando la suntuosidad del gesto con infinidad de gradaciones. Las suyas son dinámicas, a la vez que sutiles texturas, que aparecen como potentes borbotones.

Obras de superficies vibrantes, capaces de acumular distintos niveles de matices y movimiento, ingravidez, transparencia o fluidez. Las acuarelas ligeras, a la vez que enérgicas; los óleos que, diluidos en aguarrás sin impasto, dan una idea sobre un orden natural del artista, el propio acto de intervenir el lienzo. Sencillez radical y extrema desnudez conviven en las obras de Bernd Koberling a partir de sus contrastes cromáticos, la intensidad lumínica o la definición lineal que utiliza para organizar el espacio plástico. Unas manchas de color que nos invitan a dejarnos llevar por un mundo de contrarios, en ocasiones más semejantes de lo que creíamos.