­La Nit de l´Art celebró su mayoría de edad como toca, a lo grande, con miles de ciudadanos entrando y saliendo de las 19 galerías y centros de arte de Palma, una ciudad que volvió a transformarse en un gran escaparate creativo y defendió con nota una cita que los ciudadanos ya consideran suya.

"El éxito de la noche es evidente, ya veremos si sirve de algo, porque tampoco hay que ser siempre prácticos. Pero sin duda este año ha sido el que más gente ha reunido la Nit de l´Art, quizá por la atmósfera propicia y porque muchos que no la conocían se han animado a salir a la calle", valoró el presidente de ArtPalma Contemporáneo, Xavier Fiol.

La Nit de l´Art arrancó en la plaça Major, donde más de medio centenar de artistas, de la mano del colectivo Arte Visión, demostraron su talento a través de múltiples disciplinas, desde la pintura al grafiti, lenguaje que utilizó Lorenzo Martínez, quien aplaudió "las preguntas y el afán por interactuar del público" que miraba cómo iba creando sus murales.

La imaginación desbordó la plaza, llegando a convertir coches en obras de arte, algo que se les ocurrió a los creativos de Autovidal, que transformaron un Abarth en un lienzo "a favor de la ecología".

El verde también fue protagonista frente al Casal Solleric, donde decenas de personas se manifestaron contra la política de tijera del Govern. La consellera de Educació i Cultura Joana Maria Camps fue de las más increpadas, en especial por un hombre, disfrazado con una enorme peluca rubia y una pancarta en la que podía leerse "sa MoMa", que se convirtió en su sombra.

Las autoridades se hicieron esperar y aparecieron por el Solleric con veinte minutos de retraso sobre la hora prevista, las ocho de la tarde, momento de la inauguración. En la puerta aguardaba uno de los artistas que exponía, Girbent, quien confesó estar "ilusionado" después de "tantos meses encerrado en el estudio".

La marea verde recibió con una sonora pitada al president, quien tuvo que entrar protegido por la policía nacional al interior del edificio y salir por la puerta de atrás. A Bauzá le acompañaron la presidenta y vicepresidente del Consell, María Salom y Joan Rotger, respectivamente; y el alcalde Mateo Isern, quien presumió de gobernar una "Palma convertida en referente cultural". En los corrillos se pudo ver al regidor de Turisme Alvaro Gijón, la consellera de Benestar Social Sandra Fernández y José María Rodríguez, que eligió para la ocasión unos zapatos rojos que dieron que hablar. También acudieron al sus el exalcalde Ramon Aguiló y el líder de Propostes per les Illes, Jaume Font, deseoso de poner rumbo a la galería Vanrell para contemplar la obra de Joan Gardy Artigas. Entre las ausencias, una notoria, la del concejal de Cultura en Cort Fernando Gilet, al parecer por un compromiso familiar.

Las voces de protesta contrastaron con las melodías y los acordes que llegaban de las plazas del centro, como la del Mercat, donde la música reunió a numeroso público y en la que actuó, al contrabajo y enrolado en U Jazz Quintet, el ex Antònia Font Joan Roca. "La música está cogiendo cada vez más fuerza en la Nit de l´Art y ya era hora que entraran otros estilos, porque no solo es arte el jazz", señaló Peter Terrassa, que ejerció de disc jockey en la plaça Chopin, también muy concurrida.

Durante la noche no hubo incidentes aunque Marcelo Viquez destrozó uno de los escaparates de El Corte Inglés de Jaume III con una viga de madera. Un Riesgo necesario, como sus exposiciones, una instalada en los grandes almacenes y la otra, en Es Baluard. "¡Qué bárbaros!", espetó una mujer que no entendió la pactada acción del artista de Montevideo.

Difícil fue moverse con soltura, por la cantidad de personas, en el espacio de Joan Oliver ´Maneu´, galerista que vivió su última Nit de l´Art -se retira del circuito- y que propuso en su despedida a Mateu Bauzà, quien con sus pinturas monocromáticas logró conquistar a otros artistas, como Joan Bennàssar. Frente a ´Maneu´, Sa Nostra. El Centre de Cultura de la calle Concepció también se quedó pequeño, al igual que el CaixaForum.

Una de las calles más transitadas volvió a ser la de Sant Jaume. "¿Por qué no cierran el tráfico rodado?", se preguntó un joven en voz alta mientras entraba en el hotel Born, que abrió para la ocasión sus patios. Otro establecimiento, el Spazio Scena, colocó una alfombra al estilo hollywoodense en la entrada y proyectó originales imágenes en su fachada. La de Xavier Fiol, al final de Sant Jaume, dejó a gente fuera.

Siempre se ha dicho que la Nit de l´Art no es una noche para visitar y contemplar las exposiciones. Demasiada gente y mucho ruido, aunque algunos, como el turista italiano Rosario Trafroci, se esforzaron por entender las propuestas, en su caso la de Avelino Sala, en Pelaires Projects. "El arte moderno no pega mucho conmigo", soltó sin quitar ojo a una de sus obras.