Fans muy entregados hicieron cola ayer desde las ocho de la mañana para poder ver mejor a la cantante y adueñarse de un rinconcito en una Plaza de Toros abarrotada. El jueves las entradas en pista y las V.I.P ya estaban agotadas, mientras que ayer a las cinco de la tarde la totalidad del aforo que el recinto podía ofrecer quedó completo hasta los topes. Unos 10.000 fans, entre ellos, quinceañeros, niños, padres y abuelos tenían un proyecto común: Disfrutar de Malú y su poderoso directo. Diez mil personas dirigían sus expectativas hacia el lugar. Y se cumplieron.

A las 22:00 horas suena Ni un paso atrás y la audiencia enloquece a pesar de imaginar, la gran mayoría, que ésta sería la canción con la que la artista iniciaría la noche. Eso pronunciaban muchos fans para sí mismos o para sus acompañantes minutos antes de que se abriera la brecha de talento de la cantante y los siete excelentes músicos que la acompañan - seis a cargo de los instrumentos y una corista-.

Malú muestra un aspecto desafiante, enfundada en unos botines negros con lentejuelas a juego con un impresionante mono ajustado que le cubre todo el cuerpo, insinuando su silueta con transparencias. Brilla. El viento simulado del típico ventilador de escenario mueve una melena cuidada para parecer descuidada. Malú se muestra salvaje, poderosa y libre con un maquillaje en tonalidades oscuras que refuerza su imagen de mujer de armas tomar, de las que no dan, como reza el título de la canción, ni un paso atrás.

Las canciones se suceden y su voz no pierde potencia. Incluso cuando canta sentada transmite energía. Las cámaras de los móviles no hacen pausa y graban durante todo el concierto, los brazos que portan pancartas parecen no escatimar en esfuerzos porque la cantante vea lo mucho que está dispuesto el público mallorquín a hacerla saber que hacía tiempo que la esperaban. Antes de la tercera canción, Deshazte de mí, la artista declara que "es un placer estar aquí después de tantos años. Algo que siempre me gusta decir, porque es verdad, es que espero que salgáis todos con una sonrisa y disfrutéis".

Antes de la sexta canción, Me fui, Malú cambia de vestuario: Botas altas y vestido corto de cuero negro con tachuelas, parece no sentir el calor de agosto, pero también es cierto que, como muchos artistas sobre el escenario, parece no pertenecer a este mundo.

La poderosa voz de Malú, las letras profundas de sus canciones junto con su simpatía y sonrisa sinceras, encandilan a un público que con su fidelidad consigue que la cantante lleve años en los primeros puestos de las listas españolas. Su éxito no parece caduco, ella vino para quedarse y pisa firmemente el escenario porque sabe que es suyo. La buena acogida de su extensa Gira Sí, llamada así por su último disco, Sí, da fe de ello.