Tal día como hoy se cumplen 900 años de la invasión pisano-catalana a Madina Mayurqa (Ciudad de Mallorca), un asalto que tras varios meses de pugna concluyó como uno de los episodios más violentos y desastrosos de la historia de Palma. Así, lo relata el cronista oficial de Ciutat, Bartomeu Bestard, quien recuerda que el 22 de agosto de 1114 la expedición militar llegaba a la bahía de Palma. Primero fondeó entre Cala Figuera y Cala Major pero luego decidió desembarcar más hacia el levante, más o menos, en la zona actual de Can Pastilla. Estos hechos históricos se conocen a la perfección gracias a la crónica de un clérigo italiano anónimo que formó parte de la expedición. Se trata del Liber maiolichinus de gestis pisanorum illustribus (Libro mallorquín de los hechos ilustres de los pisanos), un "magnífico documento", señala Bestard, escrito en latín y que está traducido al catalán y al castellano. Es la fuente más importante para recontruir la historia del asalto pisano-catalán. Además de describir los motivos de los pisanos para invadir las islas, cuenta los deseos de liberar a los esclavos cristianos y vencer a los corsarios musulmanes con base en Balears y que sembraban el terror en todo el Mediterráneo.

Cabe recordar que la expansión del islam a partir del siglo IX había convertido el antiguo Mare Nostrum romano en un lago musulmán. Bestard rememora que Pisa, cansada de ser saqueada por los mahometanos, sería la ciudad llamada a iniciar la reconquista del Mediterráneo. En 1015, los pisanos reconquistaron Cerdaña y en 1034 y 1087 llegaron a las costas africanas. Años más tarde, con la idea premeditada de lanzar un ataque contra el emir de Mallorca, la República de Pisa nombró a doce nobles para formar una embajada ante la Santa Sede. Así, acudieron ante el Papa Pascual II, quien les otorgó el privilegio de cruzada.

A la campaña militar contra la isla se sumaron Roma, Luca, Florencia, Siena, Volterra, Pistoia, Lombardia, Cerdeña y Córcega. Génova no quiso participar. Gracias al Liber maiolichinus, se sabe que la campaña se inició el 6 de agosto de 1113. Después de varias vicisitudes y una fuerte tormenta, la coalición llegó a tierra firme pensando que era Mallorca pero se dio cuenta de que las olas habían desviado la flota a las costa de "Catalania", es decir, Cataluña.

El relato continúa señalando que cuando el conde de Barcelona, Ramon Berenguer III, supo de la llegada de la flota pisana y su cruzada, convocó una reunión en el monasterio de Sant Feliu de Guïxols. Salieron dispuestos a seguir adelante con la cruzada contra los musulmanes de Mallorca, Los preparativos llevaron unos meses. Durante la primavera de 1114, los cristianos realizaron razias en Eivissa, Formentera y Mallorca pero fue en verano de este mismo año cuando se inició la expedición pisano-catalana. Unas 500 naves, apunta Bestard, zarparon de Salou para dirigirse a la desembocadura del Ebro y poner rumbo a Eivissa, isla que tomaron sin demasiada resistencia. El 22 de agosto de 1114 llegaron a la bahía de Madina Mayurqa. Los cruzados desembarcaron en las proximidades de ses Fontanelles y comenzaron el asedio a la ciudad, que duró ocho meses y concluyó con la destrucción de Palma.

Descripción de Palma

Gracias al documento escrito por el clérigo italiano, se oferce una descripción de Palma antes de ser saqueada y destruida por las tropas pisano-catalanas. En el libro La ciudad de Mallorca. La vida cotidiana en una ciudad mediterránea medieval, sus autores Maria Barceló y Guillem Rosselló Bordoy señalan que "el relato proporciona interesantes referencias que dan a conocer aspectos concretos de la ciudad y su triple estructura urbana: arrabal nuevo, puerta nueva y almudaina".

En dicho libro, se cuenta que el relato de Liber Maiolichinus supone una descripción de una gesta victoriosa. "Los elogios a la bravura de los asaltantes son obvios, tal vez exagerados, sin embargo, el ojo experto del narrador recoge con minuciosidad detalles ambientales y topográficos que porporcionan una visión, exacta y precisa de la ciudad y su entorno", relatan los autores. "Apenas varadas las naves en una amplia playa, el poeta describe el paraje para continuar su relato con la más antigua descripción de Madina Mayurqa que ha llegado hasta nosotros al menos esbozada por un autor cristiano", resumen los historiadores.

En Liber Maiolichinus, el poeta describe con precisión dónde desembarcaron las tropas: "Hay un pinar que se extiende en un amplio arenal que dista unas seis millas de las murallas de Mallorca [...] Un pantano y el ancho mar lo cierran por dos costados [...] Estos lugares se denominan Ramora o Forenna y muchos le llaman Catins [Prat de Sant Jordi]". Según narra el autor, los primeros asaltos se produjeron en el lienzo de muralla comprendido entre la Porta del Camp y la de Sant Antoni. Además de reproducir la batalla, el poeta describe la ciudad. "Eran tres ciudades que tenían un único nombre. Empero si quieres nombrar cada una de ellas de modo diferente, podrás designar cada una de ellas con nombre distinto". Así, el poeta señala que la primera se llamaba Arabathalgidih y describe que estaba "circundada por 50 torres" que llegaban hasta la segunda ciudad, Bebelgidith, "un muro que se inicia en Arabathalgidih rodea el cuerpo, de la ciudad, y, rozando las ondas del mar, se extiende junto a la ribera del mar hasta donde la ciudad Emodenia muestra excelsas torres".

En el libro La ciudad de Mallorca, sus autores destacan que para los pisanos y aliados se trataba de una populosa ciudad rodeada de murallas, baluartes y enormes fosos. Murallas que junto a sus torres fueron destruidas por el avance de las tropas cristianas. El duro asedio duró ocho meses. Según el relato, las tropas penetraron en la parte baja de la ciudad, "en la parte del mar" en febrero de 1115. Al cabo de un mes, se consiguió conquistar la parte alta y Ramon Berenguer III recibió en rendición a la comunidad judía y los prisioneros cristianos fueron liberados.

Saqueo

Las tropas cristianas no permanecieron mucho tiempo en las islas. Advertidas de la llegada de los almorávides cargaron en sus navíos todo cuanto pudieron y regresaron a sus casas. Los nuevos pobladores comenzaron su control sobre las islas. Encontraron una de las ciudades más bellas y extensas del Mediterráneo en la edad media destruida por el enemigo. Y es que el asalto pisano-catalán de hace nueve siglos fue uno de los episodios más violentos y desastrosos de la historia de Palma.