La Orden de Malta celebró ayer una nueva edición de su fiesta benéfica anual en las terrazas de Son Térmens. Entre los invitados al encuentro solidario, el delegado de la Orden en el archipiélago, José Francisco Conrado de Villalonga y su mujer, Mercedes Quiroga. No pudieron faltar a una noche que contó con 350 asistentes aproximadamente, entre los que se hallaban Javier de Fontcuberta y Samá -marqués de Villanueva y Geltrú, delegado de la orden en Cataluña.

El doctor en Ciencias Políticas y componente de la Orden, Carlo V. Grignano di San Carlo y Brebbia, recordó ayer que "la solidaridad con el otro te ayuda a ser positivo en la vida propia", y que "es en momentos como el primer fin de semana de mayo, en el que salimos con autocares de toda España con discapacitados y los llevamos de excursión, cuando puedes darte cuenta de muchas cosas importantes". Añadió que la misión de la entidad es ayudar "dentro de nuestras capacidades y limitaciones. Cada uno es libre de apoyar la causa como pueda".

En Mallorca "hacemos varias actividades, como ir a Maryneland, cosas divertidas, pedimos ayuda a los sitios para poder contar con los medios y cuando ésta no es facilitada aportamos nosotros mismos mismos esos medios", apuntó Brebbia. El doctor en Ciencias Políticas mencionó la labor de las Hermanitas de la Caridad, "las que con muy poco hacen mucho" e hizo un llamamiento a "las personas que pueden ayudar con tiempo de su vida, no tiene que ser mucho, una hora puede bastar".

La labor de la Orden de Malta no se limita a las personas, también a las infraestructuras que han de albergarlas. Es el caso de la Iglesia de los Caballeros reconstruida en Palma, patrimonio cultural de Mallorca.

Los beneficios de la celebración se destinarán a las asociaciones las Hermanitas de los Pobres, Amiticia y la Fundación Social La Sapienza, con la que la Orden firmó un convenio de colaboración el pasado 11 junio y a la que ayudarán, con las ganancias benéficas de la noche, al huerto de reinserción social de dicha organización. El acuerdo entre La Orden de Malta y La Sapienza fue firmado por José Francisco Conrado de Villalonga y por Roberto Carreras, director gerente de la Fundación La Sapiencia.

El donativo de 40 euros de la fiesta benéfica de ayer, daba acceso a un cóctel-cena a modo bufet que contaba con la particularidad este año de dar la opción a sus invitados de reservar mesa con antelación, para poder compartir con sus más allegados la velada mientras se desarrollase la degustación. Los que no reservaron mesa, pudieron, como en ediciones anteriores, sentarse de manera aleatoria. La comida, dispuesta en una gran mesa central frente a donde se dispensaban todo tipo de bebidas, ofrecía a los asistentes gran variedad de manjares, entre los que no pudieron faltar la coca mallorquina y las empanadas.

Un joven pianista amenizó la velada con música clásica y obras más contemporáneas. Los asistentes más jóvenes de la celebración pudieron divertirse en una pequeña discoteca habilitada hasta la una de la madrugada.