De blanco como Carolina Cerezuela llegó Letizia a la recepción del pasado jueves celebrada en el Palacio de la Almudaina. Es aparecer ella en escena y regresar los sempiternos comentarios sobre su extrema y tonificada delgadez. Donde una ve una envidiable complexión con hechuras de Audrey Hepburn, otros y otras se empecinan en percibir otras cosas. A la Reina el vestido blanco asimétrico que eligió para el cóctel le favorece. Desde mi punto de vista, más que la primera vez que se lo enfundó. Lo estrenó en la isla en 2009, durante la cena con las autoridades baleares. Y volvió a descolgarlo de su armario de Son Vent para lucirlo durante la visita a Mallorca de la primera dama de Estados Unidos, Michelle Obama. En aquella ocasión, combinó el vestuario con un enorme collar de nácar blanco. Dejar los abalorios en el joyero y relajar el semblante, sonreír, le favorecen a Letizia. En unos días -nos confirman- habrá otro posado. ¿Cuál será el decorado? Hagan sus apuestas.

Sin corbatas y con el embudo de Crida

El Casta no se la puso y el ciclista Joan Llaneras, tampoco. ¿Y qué? Jan Gómez de Ben Amics también se la dejó en casa y en su lugar optó por tunear su traje cargándolo de significados y reivindicaciones. El abanico arcoíris, el pin por la lucha contra el sida, el embudo de la plataforma Crida y el lazo por el catalán tuvieron la oportunidad de señorearse con respeto por el Patio de los Leones y el Salón Gótico de la Almudaina. Bien, ¿no?

El Cordobés brinda un toro a Domingo Zapata

La imagen de @aguerosraquel en Twitter lo certifica. El segundo del torero (lidiado el jueves en Palma) fue para el artista mallorquín.