Las clases de vela de los grumetes reales siguen adelante, aunque con algún que otro contratiempo. La jornada de ayer se inició con un poco de retraso ya que todos los alumnos tuvieron que esperar a que llegaran los seis nietos del Rey Juan Carlos. Al parecer se les pegaron las sábanas porque además de las mochilas con todas sus cosas llevaban encima cara de sueño. Sus compañeros de clase les esperaron sentados en el puerto, en el que un día más Froilán volvió a erigirse en protagonista.

La reina madre ejerció de abuela modelo y, como el día anterior, acompañó hasta Calanova a sus nietos. Allí se pudo ver a los hijos de la infanta Elena, Victoria Federica y Felipe Juan Froilán, y los de la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin, Juan, Pablo, Miguel e Irene. Esta vez no acudió la hermana mayor del Rey Felipe VI, que prefirió irse de compras a Artà.

Las condiciones meteorológicas se erigieron en protagonistas: hubo nubarrones que acompañaron en todo momento a los sobrinos del Monarca, y un viento frío, que hizo peligrar la salida de los veleros.

Los pequeños de la Familia Real hicieron su aparición a las 10.05 horas, en dos coches. En el primero, la reina Sofía iba de copiloto mientras que en el segundo vehículo de siete plazas viajaban todos sus nietos. La madre de Felipe VI lució una camisa larga blanca y unos pantalones del mismo color, con unas menorquinas.

Doña Sofía volvió a repetir el ritual del primer día de clase. Acompañó a sus nietos hasta sus monitores y, tras los saludos de rigor, se marchó en el mismo vehículo que había llegado al puerto de Calanova para dirigirse a Artà junto a su hermana Irene de Grecia y Elena de Borbón. Sus nietos recibieron, con el resto de alumnos, una nueva clase teórica antes de hacerse a la mar. Victoria se quedó rezagada de sus primos y tuvo que acudir corriendo al aula donde el monitor daba las pertinentes explicaciones antes de embarcarse.

Una vez recibidas las instrucciones, los seis, junto con otros compañeros, se dirigieron hacia el almacén donde guardan todo el material necesario para las clases de vela. Uno de los compañeros de Juan salió el primero con la vela de ambos para empezar a colocarla. El hijo mayor de Cristina corrió, ya en bañador y descalzo, a su encuentro para ayudarle, y su amigo le pidió un triángulo naranja fosforito, necesario para colocar la vela. El primogénito de los Urdangarin pidió "por favor" ese material a un monitor, que ya lo llevaba en la mano. Mientras, Victoria y su amiga sacaron su vela entre las dos y comenzaron a colocarla entre risas. Tal era el gracejo entre las dos que por poco la tela sale volando, pero al final lograron engancharla.

Froilán, el travieso

Froilán, por su parte, siguió en la misma línea del primer día de clase. Si el lunes inauguró el curso volcando su velero y dirigiendo exabruptos a los fotógrafos, ayer tuvo como reto provocar el enfado de una compañera durante la puesta a punto de la embarcación. No faltaron las carreras entre ambos para llegar antes al material necesario para salir a la mar ni tampoco los empujones, algo que la amiga de Froilán no consiguió porque el nieto mayor de don Juan Carlos se lo impidió sin esfuerzo.