Los grumetes reales van camino de convertirse en unos profesionales de la vela. Ayer, como en los últimos años, acudieron al inicio del curso que se imparte en la Escuela de Calanova. El pelotón de marineros lo formaban seis de los ocho nietos de la Reina Sofía, quien no quiso perderse la estampa náutica, que empezó entre abrazos y sonrisas y acabó con un pequeño susto, al avistarse una aleta, quizá de un delfín, que les sacó del agua a toda prisa.

A la cita solo faltaron Leonor y Sofía, las hijas de los Reyes, todavía con compromisos oficiales en su agenda que les impiden unirse al resto de la Familia Real. Sí se embarcaron Felipe Juan Froilán y Victoria Federica, hijos de Elena de Borbón; y los cuatro de la infanta Cristina: Juan Valentín, Pablo, Miguel e Irene.

La primera aparición pública de la reina madre en lo que va de verano se produjo a las 9.40 horas. Doña Sofía se trasladó desde Marivent al volante de un Mercedes, acompañada de Irene y Victoria Federica. El resto de nietos llegó en otro vehículo, con doña Elena. La Reina y su hija escogieron un color muy ibicenco para la jornada náutica, el blanco. Doña Sofía eligió una camisa larga blanca con dibujos azul marino, junto con un pantalón largo blanco, muy elegante, y unas abarcas menorquinas. La infanta, más sport, vistió una camisa blanca, un pantalón pirata beige y una gorra con visera, un atuendo muy similar al que se enfundó el año pasado para este mismo acto, muy adecuado para soportar el sol mallorquín. Ambas portaban gafas oscuras para no perderse ningún detalle.

Toda la familia se acercó a saludar a los monitores, y estos respondieron con una reverencia dirigida a los mayores. También dieron la mano a los niños, a los que más tarde transmitieron sus conocimientos en el manejo de las embarcaciones. Doña Sofía dio unas indicaciones a sus nietos y, acto seguido, los colocó para hacerse la primera foto regia del verano, todos sonrientes y con ropa estival: camisetas de manga corta, bermudas y chanclas de dedo de varios colores. Fiel a su estilo, Froilán lució unas espardenyes con un ribete de los colores de la bandera española.

Una vez inmortalizado el momento se fueron caminando hasta la zona donde recibieron la clase teórica antes de hacerse a la mar. Todos los nietos llevaban mochilas con sus enseres en la espalda. Irene y Miguel,dos de los hijos de Urdagarín, llevaban la misma toalla verde y blanca, a rayas.

Mientras se dirigían hacia el resto de sus compañeros de clase, Victoria Federica hizo un alto para saludar de manera efusiva a una amiga suya a la que no había visto desde el año pasado con un gran abrazo. Cuando se separaron no pararon de hacerse confidencias y la nieta del Rey estuvo riéndose hasta que llegaron donde estaban los demás.

Una vez recibida la charla de cómo navegar y las nociones básicas de vela, los nietos más experimentados, Froilán, Juan y Victoria Federica, salieron los primeros en tres veleros diferentes acompañados, todos ellos, por otro alumno. Tuvieron que ser remolcados por lanchas motoras por la falta de viento, que al principio impidió la práctica del deporte preferido de la Familia Real, y esperaron junto al espigón del puerto de Calanova a que el resto de compañeros estuvieran a la par. Mientras aguardaban, Froilán jugó desde la distancia al gato y al ratón con los fotógrafos escondiéndose tras sus gafas de sol o colocándose detrás de la vela de su embarcación y lanzando algún que otro grito fuera de tono. En un intento de no ser retratado, el hijo mayor de la infanta Elena casi volcó en varias ocasiones el velero en el que navegaba para asombro de su compañero de clase que intentaba por todos los medios no acabar en el agua. Pero no fue el único de los primos que casi acabó en remojo. Antes de salir a navegar a mar abierto, el mayor de los hijos de Cristina, Juan, por poco acaba con el velero del revés, continuando el juego que había iniciado Froilán.

Cuando todos los alumnos estuvieron preparados, los monitores se colocaron en lanchas alrededor de los veleros para darles más indicaciones. Mientras recibían las pautas naúticas, Froilán consiguió lo que antes no había logrado, volcar el velero al grito de "¡mierda!" Varios de lo monitores tuvieron que acudir en su ayuda para volver a colocar la embarcación en posición correcta, tarea que no les resultó nada fácil.

La Reina Sofía y la infanta Elena decidieron embarcarse también en una lancha motorizada para seguir la primera clase de vela de la temporada. Además la hermana de Felipe VI fotografió a sus hijos y sobrinos. En el momento en el que la embarcación pasaba junto al espigón, la Reina y la infanta saludaron a los periodistas.

Para que la espera a sus compañeros no se hiciera tan larga, los nietos mayores se lanzaron desde sus veleros para darse un chapuzón en el mar y jugar entre ellos haciéndose ahogadillas. Estuvieron así hasta que a una milla de distancia se asomó otro curioso visitante, lo que podría ser la aleta y parte del cuerpo de un delfín o un cachalote. Todos los que en ese momento se bañaban subieron a los veleros enseguida, sobre todo desde el avistamiento de tiburones en playas de Barcelona.