Es un hecho. El Marais es uno de esos barrios de París que nace una y otra vez. Probablemente, el distrito con pasado más intenso de la capital francesa es hoy hogar de locales y turistas. Sus calles son un laberinto de muros de historia, de antiguos ateliers, de pequeños cafés y del arte vanguardista que no sólo se visita en galerías, sino que también sale a la calle. El Marais es, sin duda, ese arrondissement de París donde los soñadores anhelan quedarse para siempre.

Un pasado entre literatura y monarcas

Pasear por sus calles empedradas es asistir a toda una colección de fachadas históricas y pequeños patios interiores. La historia nos dice que en el 1360 estos muros fueron elegidos por Carlos V como lugar de residencia, pasando a ser durante los siglos XVI y XVII una de las áreas más aristócratas de París. Desde el Hôtel de Ville hasta la Bastilla, el Marais coleccionaba las más emblemáticas mansiones. Hoy el barrio todavía conserva esa huella de elegancia suprema, que de algún modo junto con su pasado olvidado engancha a todo aquel que lo visita. La literatura también se da cita en estas calles. Concretamente en la Place de Vosgues, el rincón verde del Marais (sin duda el jardín con más personalidad de París) donde el magnífico Víctor Hugo vivió y escribió. No muy lejos llegamos al Musée Carnavalet (23, Rue de Sévigné) instalado en un palacete del siglo XVI, es uno de esos sitios en los que te puedes pasar horas pensando tan sólo en París. Allí uno puede conocer de cerca a esa bella Madame de Sévigné, que hizo de sus propias cartas un auténtico ejemplo de literatura epistolar. También se puede repasar desde la Francia de la revolución hasta la de la posguerra. Los amantes de la fotografía podrán recorrer las calles de París gracias al objetivo de Eugène Atget y Henri Cartier-Bresson.

La isla olvidada: Un encuentro entre lo viejo y lo ecléctico

Fue a partir de los años sesenta cuando las mentes más creativas de la ciudad se instalaron en este distrito. Por aquel entonces el ministro de cultura, André Malraux, dictaba una ley para salvaguardar el valor del patrimonio histórico del barrio, que hacia finales del reinado de Luis XIV quedaba en el olvido-El Marais es de los pocos barrios del centro de París en el que la arquitectura de Haussman no dejó huella, quizás de ahí su encanto y carácter de pequeño pueblo en medio de la gran ciudad. Así que el Marais resucitó, haciéndolo desde entonces una y otra vez. Aquí aterrizaron los jóvenes artistas; Algunos montaron sus propias galerías con el diseño más minimalista y otros en cambio no dudaron en instalar sus lienzos en plena la calle. Si existe un lugar donde lo antiguo convive con lo transgresor, ése es el Village Saint-Paul (Rue Charlemagne y rue Charles V), un pequeño islote protegido entre majestuosas palacios en la margen derecha del Sena. En él hay instalado un laberinto con cerca de 120 establecimientos en los que no es difícil perderse. Para objetos de segunda mano merece la pena una visita al anticuario Eric Dubois (32, Rue Saint Paul) -podría ser sacado perfectamente de una película de Sherlock Holmes€

Oferta gastronómica: Del falafel al brunch más chic

El olor a pastelería recién hecha dará la bienvenida a cualquiera que se asome al Marais desde la parada de Metro Saint Paul (Línea 1). A medida que nos adentramos en sus entrañas, este barrio nos obsequia con escaparates de pralinés, puestos de comida idish y terrazas con parejas que se besan entre cafés y pains au chocolat -Por cierto, hay quien dice que si nunca has comido el brunch en el Marais no conoces el verdadero desayuno de París. Pero el olor de estas calles abarca mucho más. Y es que aquí el arte de condimentar está a la orden del día, por eso los amantes del falafel lo tendrán fácil.

Mi favorito: El que sirven en L´As du Fallafel (34, rue des Rosiers), por lo visto muy recomendado por artistas como Lenny Kravitz. Siguiendo la Rue des Archives dirección norte, el Marais nos deleita con su última parada. También con olor y sabor; En este caso para todos los gustos. Le Marché des Enfants Rouges (39, Rue de Bretagne, Haut Marais) es literalmente un mosaico de comidas del mundo, sin embargo esta sofisticada visita es también una parada histórica, puesto que este mercado es el más antiguo de la ciudad (data del 1615). Por estos pasillos, gastronomía e historia van de la mano.

Vida cosmopolita: Moda y ambiente nocturno

El Marais es un barrio sofisticado y cosmopolita, sin embargo no por ello renuncia a sus orígenes de barrio popular. En él habita la comunidad judía más grande de Europa, por eso no es de extrañar que entre café y café sus calles dejen ver su lado más intimista de la mano de pequeños puestos de comida idish, encargados de abastecer a los vecinos del lugar. El Marais es además hogar de la moda parisina: De grandes y exquisitas boutiques y de auténticos templos del vintage de segunda mano - El barrio de Víctor Hugo atrapa a los amantes de las tendencias a lo largo de la Rue des Francs Bourgeois. Pero eso no es todo. La vida nocturna también se cuela entre sus callejuelas, especialmente desde los años 80, momento en el que la comunidad gay de París comenzó a frecuentar la zona. Desde entonces la oferta de bares no ha dejado de crecer. No te puedes perder: una soirée en Wake Up Paris (31, boulevard Henri IV, 4e)

En efecto, el Marais resucita. No sólo una, ni cien, ni mil veces€El Marais resucita siempre.