Las obras de construcción del hospital de Son Espases permitieron localizar en 2009 un yacimiento hasta entonces desconocido, los restos de un campamento romano, que ahora, con un coste de 4.500 euros y un traslado desde la zona de urgencias a la fachada norte, donde se ha instalado definitivamente, se presenta abierto a los visitantes y señalizado para que quien lo desee pueda conocer una parte de la historia de Mallorca.

Gracias a las conclusiones de la directora del equipo de arqueología del yacimiento de Son Espases, Marilena Estarellas, quien ayer pronunció una ponencia en la sala de actos del hospital, se ha podido demostrar que los primeros romanos que invadieron Mallorca, en el año 123 a.C., se establecieron cerca de un poblado talayótico situado entre las fincas de Son Cabrer y Son Espases, para unas décadas después, hacia el año 60 a.C., trasladarse al borde del mar, con el fin de fundar la actual Palma.

Los primeros restos del yacimiento hallado en Son Espases datan del año 120-110 a.C. y se corresponden con la época romana republicana. La estructura descubierta coincide con el primer modelo de campamento romano, diseñado por Polibio, historiador griego amigo de Escipión al que acompañó en la campaña de Numancia. "El yacimiento de Son Espases constituye el punto cero de la ciudad de Palma y se ha dado a conocer muy poco lo mucho que representa", apuntó Estarellas.

Los restos arqueológicos se extienden en un terreno de 62.000 metros cuadrados. Pronto, los arqueólogos advirtieron que trabajaban en un yacimiento que "podía deparar sorpresas, como en el de Son Corró, donde se hallaron los famosos Bous de Costitx", algo que finalmente ocurrió. "Es un yacimiento precintado, es decir, nunca ha sido intervenido, nos está esperando", expresó Estarellas.

El asentamiento volvió a ver la luz en 2009, después de dos años de excavación -los trabajos se detuvieron en 2011-. Los restos aparecieron en la actual zona de urgencias del hospital, a 200 metros del santuario y el poblado talayótico, y a diferencia de estos fueron trasladados, "piedra por piedra y respetando el mismo grado de pendiente", al terreno de Ses Cases Velles de Son Espases.

El campamento no era defensivo, no presenta murallas sino surcos rellenos de cerámica y acogió ceremonias de fundación. En total se han registrado 169 depósitos rituales de diferentes formas y medidas, todos debidamente precintados para evitar "contaminar los productos que se ofrecían a los dioses". Estaban ubicados dentro de cavidades poco profundas de la roca y han arrojado toneladas de ceniza, centenares de ánforas, restos de animales sacrificados (bueyes, ovejas y cabras) como ofrenda a los dioses romanos, cerámica y aparejos para la comida, monedas y objetos relativos a la caballería romana. "En todo el área no se ha encontrado ni un solo resto de materia orgánica, ni siquiera en las casas. El campamento, por lo tanto, era utilizado para funciones rituales", subrayó Estarellas.

El yacimiento, que puede visitarse sin cita previa -más adelante está previsto programar rutas guiadas- presenta una zona de poder, la casa del cónsul; los contubernios de las legiones, separados de la primera; y la calle principal, que dividía estas dos partes y era donde se encontraba el depósito fundacional central, precisamente donde se halló el objeto más singular y significativo: un anillo de oro con una piedra de ónix, grabada con un guerrero de aspecto helenístico, equipado con lanza y escudo.

El Museo de Mallorca alberga la mayor parte de las piezas encontradas, almacenadas en más de 4.500 cajas.

La actuación ha sido financiada por el Rotary Club Palma Almudaina con el objetivo de facilitar información sobre la importancia histórica de estos hallazgos arqueológicos situados en las inmediaciones del centro hospitalario.