Desde que los actores no pueden fumar en pantalla por criterios de higiene pública, se pasan la película esnifando cocaína. Un año más, el mediocre Hollywood copia la gran gala del esplendoroso cine español, y convoca a unos Oscars que son Goyas con abdominales. Académicos con una edad media de 62 años deciden sobre los gustos de un publico de 18, así que mejor consulta a tu abuelo en vez de seguir cualquier predicción. Y recuerda, este año no hay Titanics.

Oscar a la mejor película. Este premio decide si hay más latigazos en 12 años de esclavitud que kilos de cocaína en El lobo de Wall Street o La lobera de las vanidades, la única película digna de la estatuilla. Her es una radionovela, Nebraska se contagia de la senilidad de su protagonista, Gravity es ingrávida, la víctima de La gran estafa americana es el espectador, Capitán Phillips y Philomena pertenecen al género del reportaje. En cuanto a la favorita, prefiero recibir cincuenta latigazos a volver a ver 12 años de esclavitud, que desde la butaca parecen 120. Es tan falsa que, al tercer correazo, parece que se lo dan a otro.

Oscar a la peor escena de sexo. A la gelidez de Penélope qué Cruz y Michael Fassbender en la obertura de El consejero, donde un contrato estipulaba las partes a tocar y mostrar. En dura pugna con el sexo virtual de Joaquin Phoenix y Scarlett Johansson en Her. Por recuperar a Baudelaire, inauguran "una nueva manera de sentir", si bien el romance entre mal actor y máquina no mejora el horror de la pareja paleolítica.

Oscar al mejor director. El consenso apunta a Alfonso Cuarón, por su esfuerzo para hacernos olvidar que estamos viendo a Sandra Bullock en Gravity. Scorsese obra el mismo prodigio con Leonardo DiCaprio en El lobo, lastrada por un desajustado montaje.

Oscar Torrente al mejor imitador de Santiago Segura. A Christian Bale, su peluquín y sus adiposidades en La gran estafa americana.

Oscar al mejor actor. Si DiCaprio y un novio de Penélope qué Cruz pugnan por la estatuilla, la degeneración de Hollywood es irreversible. El mal menor, Matthew McConaughey.

Oscar al actor que más ha sufrido para ser nominado sin lograrlo. A Robert Redford en Cuando todo está perdido, la versión masculina de Gravity.

Oscar a la mejor ´doble corporal´ de actrices pudibundas. A la sustituta de Cameron Diaz en el acto sexual sobre un Ferrari de El consejero, frente a la curvilínea doble de Bullock en Cuerpos especiales.

Oscar a la mejor actriz. ¿Es Amy Adams la mejor actriz de todos los tiempos? Este año, la intervención providencial de la nueva Katharine Hepburn salva dos películas que serían somníferas sin su concurso, La gran estafa y Her. Debe ganar con la primera un premio que estaba concedido de antemano a Cate Blanchett por su encarnación de Cristina de Borbón en Blue Cristine, si Woody Allen no se hubiera empeñado en simultanear los papeles de padre y esposo.

Oscar a la peor actriz. A Meryl Streep por su imitación de Bob Dylan en Agosto. La rivalidad en el rodaje alcanzó tal calibre que hubo que incluir un final para la diva y otro para Julia Roberts, Oscar a la peor actriz secundaria.

Oscar al mejor actor secundario. Para el radiante Jonah Hill, que rescata El lobo de Wall Street de las garras de DiCaprio. Sin embargo, las querencias exóticas de Hollywood conceden opciones al novel Barkhad Abdi, el sarmentoso secuestrador que eclipsa a Tom Hanks en Capitán Phillips.

Oscar al mejor ´cameo´. A Robert de Niro, le basta una sola escena para desmantelar al reparto completo de La gran estafa americana.

Oscar a la mejor actriz secundaria. Dado que Jennifer Lawrence sufre el primer tropezón de su carrera, al ser despedazada por Amy Adams en La gran estafa, el Oscar va para la veterana June Squibb. Hilarante, engulle a Bruce Dern y demuestra que Nebraska sería una obra maestra si el director no se hubiera equivocado de protagonista principal. A Alexander Payne le dan miedo las mujeres.

Oscar a la peor actuación coral. Al reparto íntegro de Monuments men, y no solo por la alegría de encontrarle un punto débil a George Clooney. Enviaron sus interpretaciones por tuiter.

Oscar al mejor guión original. Nebraska es cine mudo, en Her hablan demasiado y Woody Allen ya solo escribe bocetos. Por exclusión, Dallas Buyers Club.

Oscar al mejor guión inadaptado. A 12 años de esclavitud, por no olvidar ni un solo tópico sureño.

Oscar al mejor guión adaptado. Para El lobo de Wall Street.

Oscar a la mejor banda sonora. La que no se oye.

Oscar a la mejor canción. El delicado Stabat Mater de Stefano Lentini en The grandmaster. Consiguió despertarme, es tan bueno que no figura entre las nominadas.

Oscar a la mejor película extranjera. A La gran belleza, sin duda el mejor título que aparece en esta página. La danesa The hunt hubiera ganado en un año normal. El rancio cine español pretendía enfrentar a esos gigantes la plúmbea 15 años y un día. De nuevo, al espectador le parecen 150.

Oscar a la mejor fotografía. No sé qué es eso.

Oscar al mejor documental. A The act of killing, el más descarado encomio de la tortura desde Zero dark thirty.

Reflexión dominical falible: "Cuesta más desaprender un error que aprender una verdad".