Los herederos de Eaktay Ahn (1906-1965), el hombre que fundó sa Simfònica y que en su país de origen, Corea, es toda una institución -suya es la composición del himno nacional-, suspiran para que la residencia en la que el director y compositor vivió en Palma durante veinte años se convierta en casa-museo y la ´Ciutat de Palma´, orquesta a la que se entregó en cuerpo y alma, salde una vieja deuda antes de 2015, cuando se conmemoren los 50 años de su muerte: la grabación y publicación de las obras escritas por el maestro.

"La casa de Son Matet [situada entre Marivent y la Fundació Miró] se ha convertido en un centro de peregrinación para todos los coreanos que visitan Mallorca, que son numerosos y con un alto poder adquisitivo. Son muchos los que cantan el himno y acaban con lágrimas de emoción", asegura su hija menor, Leonor, quien guarda con cuidado y cariño cientos de piezas que pertenecieron a su padre y que hoy pueden contemplarse en el Museo Nacional de Corea, que pretende ser el museo más grande de Asia y el sexto entre los mayores del mundo en términos de superficie, la cual abarca 28.542 metros cuadrados.

El legado del autor del Poema Simfònic de Mallorca comprende su piano, muebles, cartas, trajes y sus batutas, muchas de las cuales "se las hacía, con corcho, Fausto Morell", apunta su hija. También incluye infinidad de fotografías del maestro con sus amistades: Robert Graves, Joan Miró, Juan de Saridakis, Hermann Hesse, Emil von Sauer o Richard Strauss, a quien conoció a su llegada a Europa procedente de Estados Unidos, donde consiguió el título de doctor en música con medalla de oro en la Universidad de Philadelphia.

"Una mañana, en la Universidad de Viena, Eaktay estaba ensayando una de sus obras sinfónicas y casualmente Strauss pasó por delante de su sala, se paró a escuchar la música y preguntó quién la estaba dirigiendo y qué tocaban. Fue el principio de una relación muy importante para mi padre, pues acabaría siendo el discípulo de Richard Strauss", relata Leonor.

La idea de convertir la casa del barrio de Cala Major en casa-museo "ha surgido de los coreanos, que esperan que su puesta en marcha sea un trabajo conjunto con las instituciones de la isla", donde tiene una calle que lleva su nombre, en la zona de Can Pastilla, y una escultura en el Passeig del Born, desde 2006.

Otro de los deseos de la familia de un director recordado en todo el mundo "por su talento musical y su profunda humanidad" es la difusión de su obra, de las que quedan pocas partituras manuscritas. "Sa Simfònica ya tendría que haber grabado en un disco sus piezas, que son limitadas en número: Korean Fantasy, Non-gae, Poema Sinfónico Mallorca y Lo Pi de Formentor", enumera Leonor, quien no olvidará una de las frases que escuchó en boca de su padre: "El nombre de Mallorca siempre estará a mi lado".

Los familiares de Ahn confiesan vivir con gran pesar las noticias que se producen en los últimos tiempos sobre la Simfònica: "La raíz del problema radica en la mala gerencia. El actual gerente no sabe de música, ni de incentivos a los músicos, se apuesta por una programación horrorosa, se olvidan de que Mallorca recibe 13 millones de turistas al programar los conciertos a las nueve de la noche -un horario muy poco europeo- y se establecen unos precios poco asequibles".