La pregunta es : ¿Sobrevivirá Mallorca al desafecto de Letizia? Y la respuesta es sí, como sobrevivirá a la ausencia de Catherine Zeta-Jones, que se divorcia de Michael Douglas, o a la de Claudia Schiffer, que ha tenido el mal gusto de cambiarla por Marbella. Tal día hará un año, oigan. Tanmateix... Si algo caracteriza a las monarquías es su habilidad para disfrazar filias y fobias: puede que no te guste Murcia, pero serás la reina de Murcia; puede que no te guste Aznar, pero le ha elegido el pueblo; puede que odies los matrimonios homosexuales, pero el Constitucional ha dicho que son de ley. De manera que mejor que no se te note lo que barruntas. En contra de esta máxima, la princesa de Asturias ha decidido este verano dejar clarito su disgusto por una vacaciones reales que son tradición de cuando los reyes no ostentaban corona y necesitaban cariño popular, con ese respeto y esa distancia que solo proporciona esta isla. Llegar tarde y marcharse antes de hora es una grosería para cualquier anfitrión. Y estar tensa, altiva y monosilábica en las escasas apariciones públicas férreamente controladas por el servicio de prensa lo empeora aún más. La futura reina de España no aprecia Marivent cuando sus conciudadanos sueñan con que los brotes verdes alcancen también a los menguantes veraneos. Qué dura es la vida de la princesa de Asturias.

Con todo, el mayor agravio de este desplante a Mallorca es para con sus suegros, porque al fin comparten algo más que un simple acto de su agenda oficial. Esto no lo arregla ni la revista Hola!, que venía en su última edición con un par de exclusivas suculentas: Iñaki Urdangarin y Cristina de Borbón, comiendo "relajados y tranquilos" el día en que se conoció que la infanta vivirá en Suiza con sus hijos mientras su esposo se queda para responder ante el juez Castro. Y los príncipes de Asturias, sonrientes y cómplices en un romántico almuerzo antes de sus vacaciones. Así se ve el mundo en el papel couché, mientras en la cruda realidad Letizia abandona la isla en soledad, dejando tras de sí a sus hijas, para que pasen unos días de asueto con sus abuelos y su padre. Puede que no soporte el paraíso particular de su familia política. O puede que tenga mejores cosas que hacer.