Linneo llamó primates a simios, monos y humanos. El inventor de la taxonomía denominó ese orden como "el primero" pero no podía siquiera sospechar nada acerca de su evolución; al fin y al cabo la obra canónica de Darwin tardaría un siglo aún en aparecer. Pero tampoco deberíamos enorgullecernos demasiado nosotros porque el episodio esencial de la filogenia de los primates, el de su aparición, lo conocemos de manera muy imperfecta. Se sabía que, tras la desaparición de los dinosaurios, los roedores y los primeros primates se disputaron durante el Paleoceno el hábitat del suelo de bosque tropical. Se trataba de animales muy semejantes; tanto como para que no pocos especialistas en la paleontología de los mamíferos desechen la idea de considerar como "verdaderos primates" a seres como los plesiadápidos. La pertenencia legítima al orden que compartimos hoy los lémures, los monos del Viejo y el Nuevo mundo, los simios inferiores y superiores y los seres humanos habría que reservarla para los adápidos del Eoceno y otros primates de entonces. Serían ellos los que fijaron un rasgo tan determinante como el del dedo pulgar oponible al resto de la mano o, ya que estamos, la visión frontal que permite apreciar la profundidad del campo.

La revista Nature ha publicado el hallazgo de un primate del Eoceno muy antiguo, diez millones de años más antiguo que los adápidos, y -cosa rara en un fósil de tanta edad- con un esqueleto lo bastante entero como para poder apreciar el aparato locomotor y los rasgos faciales. El Archicebus achilles, que es la especie nueva propuesta por los descubridores -con Xijun NI, del Instituto de Paleontología y Paleoantropología de la Academia China de las Ciencias, a la cabeza- vivió a principios del Eoceno en lo que hoy es la Formación Yangxi, provincia de Hubei, China. Se trataba de un ser muy pequeño, como la mayor parte de los mamíferos de entonces, con un cuerpo que apenas pasaría de los 70 milímetros pero dueño de una cola que casi dobla esa longitud. Su peso estimado es también muy modesto: entre 20 y 30 gramos. Pero las manos y pies prensiles ponen de manifiesto a la perfección que se trata de un primate en toda regla. En términos evolutivos, el Archicebus achilles es considerado por los científicos que lo han dado a conocer como un pariente muy antiguo, el primero tal vez, de los haplorrrinos -un tipo de primate que incluye, por cierto a los humanos- distinto tanto de los lémures como de aquellos adápidos del Eoceno. Sus descendientes más directos serían los actuales tarsios de ojos inmensos propios del sudeste asiático. Pero el Archicebus no cuenta con grandes órbitas oculares, lo que ha llevado a Xijun Ni y colaboradores a sostener que sus hábitos serían diurnos. Algo poco común en los primates de entre 45 y 55 millones de años. Aunque nos falta mucho para pormenorizar la evolución de nuestro orden, Archicebus nos echa una mano.