"Estamos ante una novela que destila blanco por donde se la mire, pero no es un blanco inmaculado sino uno espeso y lechoso, un blanco denso que todo lo envuelve y que embriaga cuando toca". Con estas palabras arranca la sinopsis de Madolia, un "turbador" relato en el que una recién nacida, a falta de figura materna, "se pega a la generosa teta de una prostituta que decide alimentarla". El resultado es la primera novela breve escrita y publicada por el colombiano Eduardo Otálora Marulanda, ganador de la XX edición del premio Juan March Cencillo y cuyo libro presentó ayer parte del jurado en el Palau March.

"Madolia es un relato turbador donde se conjugan elementos de la picaresca, el romanticismo, el viaje iniciático, la literatura fantástica y el thriller", explicaba al caso Manuel Borrás, editor de Pre-Textos y coeditor junto con la Fundación Bartolomé March. Una novela breve que se ha ganado el respeto del prestigioso jurado -formado por el propio Borrás, Fernando G. Corugedo, Javier Goñi, José Luis de Juan y José Carlos Llop, como presidente- por su "calidad intrínseca", requisito último para la elección de los ganadores en este premio que en 2013 cumple ya los 21 años de edad.

Al margen de las escuelas literarias a las que puedan pertenecer los manuscritos presentados, y los criterios "independientes" pero "dispares" que puedan albergar los miembros del jurado, Madolia es "poderosa" en cuanto a la metáfora que abraza toda la novela y era sin duda "una de las mejores que concurrían a este premio con creces", destacaba ayer Borrás.

El escritor y colaborador de DIARIO de MALLORCA, José Carlos Llop, añadía que la obra de Marulanda, que se ajusta a los cánones de la escuela del realismo mágico hispanoamericano, posee un aspecto que diferencia el relato del colombiano con los escritores de quienes se alimentó, como Gabriel García Márquez, pues "no existe la necesidad de la metáfora social detrás del género", explicaba. Esto quiere decir que no hay una moraleja, una pretensión de enseñar un mensaje, porque la función que un día tuvo la escuela del realismo mágico como canal de transmisión de toda la historia de la política americana a través de la metáfora "se ha acabado con la llegada de la democracia a estos países".

Sobre los personajes, Borrás explicó que en este novela se deja ver claro que Marulanda "no tiene una vocación de crear caracteres", que "sin ser ni mucho menos estereotipos, tampoco son el punto fuerte de la novela". Este aspecto ya lo dejó claro el mismo autor en intervenciones anteriores, donde afirmaba que primaba "el poder seductor de las palabras" al mostrar en ellas el alcance de su imaginación en un proceso de creación literaria.

Con el escritor colombiano son ya siete los autores hispanoamericanos que ganan este premio, dotado económicamente con 12.000 euros y la publicación del relato. Al respecto, Llop explicaba que se trata de un galardón "muy cotizado entre los jóvenes narradores" del país, y que tras veinte ediciones es un premio consolidado que gana día a día en adeptos y calidad de obras.

El primer jueves de agosto tendrá lugar el fallo del jurado sobre el ganador de la próxima edición, en una convocatoria que se cerró el pasado 1 de mayo y que albergó más de un centenar de originales.

Entre los ganadores de ediciones anteriores se encuentran Fernando Quiñones, Zoé Valdés, Alfredo Taján, José Luis de Juan, Julio Ortega, Carlos Trías, Miguel Dalmau, Mariano Antolín Rato o Andrés Barba.