­El teatro es como el agua: aunque le impidas el paso acaba fluyendo por otras vías. La iniciativa Jardí desolat es una de esas arterias por las que correrá la sangre interpretativa de cuatro equipos profesionales que representarán en Can Alcover obras de Chéjov, uno de esos autores clásicos que últimamente es imposible ver en los teatros de Ciutat por varios motivos: o por las dificultades económicas para programar o porque simplemente algunas salas (incluso públicas) tienen otras prioridades programáticas.

El ciclo, que se destapará en julio, comprende cuatro versiones de piezas del autor ruso. La primera de ellas es Vània (del 4 al 7 de julio), una obra que será dirigida por Josep Ramon Cerdà. A sus órdenes trabajarán los actores Guillem Simó, Maria Bauçà, Miquel Torrens y Eva Torras. Del 11 al 14, subirá a las tablas de Can Alcover Ivanov. La dirección será de Sergi Baos y el intérprete, Rodo Gener. Del 18 al 21, Mercè Sancho de la Jordana, Maria Bauçà y Magdalena Thomàs interpretarán L´espera del Valhala (a partir de Les tres germanes), un pieza dirigida y adaptada por Albert Mèlich y Joan Fullana.

Cerrará el ciclo Una gavina (del 25 al 28 de julio), de dirección colectiva. El elenco lo conforman Agnès Llobet, Lluqui Herrero, Joan Carles Bellviure, Xavier Frau, Clara Ingold y Guillem Juaneda.

Las representaciones se llevarán a cabo de jueves a domingo a las 21 horas, excepto los viernes y los sábados, días en que habrá dos funciones, a las 20 horas y a las 23. Otra de las novedades es que la entrada será gratuita. El público podrá dejar a la salida del espectáculo lo que considere oportuno. Con esta opción, denominada taquilla inversa, se pretende acercar el teatro al mayor público posible.

Los municipios de las islas podrán acoger las representaciones de estos cuatro montajes entre los meses de julio, agosto y septiembre sin pagar caché y únicamente convirtiéndose en patrocinadores del ciclo, coordinado por la productora Miraprim.

Los grupos teatrales implicados decidieron unirse en este proyecto cooperativo al enterarse de que individualmente, y por azar, estaban trabajando simultáneamente en textos de Chéjov. Asimismo, observan que Can Alcover es el lugar ideal para desarrollar este programa porque la melancolía y visión cansada y decepcionada del mundo que tenía Joan Alcover se ajusta perfectamente al pensamiento de los personajes del genial autor ruso. Por último, apuntar que el Jardí desolat que da título al ciclo es el que Alcover nombra en el poema La relíquia.