"Antonio Torrandell, una pérdida irreparable para la música" era el titular de la prensa de los años 60 informando de la muerte de "uno de los músicos internacionales que ha dado Balears". Cincuenta años después, su legado sigue más vivo que nunca gracias al trabajo documental, la conservación del archivo musical y la difusión del compositor emprendida en 1954 por su hijo Bernardo Torrandell y que ahora, casi seis décadas después, continúa a sus 91 años actualizando el libro recopilatorio sobre la figura de su padre con absoluta dedicación y con el mismo cariño del principio.

El próximo martes se cumple el 50 aniversario de la muerte de este músico mallorquín, que fue uno de los grandes compositores de la primera mitad del siglo XX.

Bernardo Torrandell explica que el "libro recopilatorio" sobre su padre empezó en los años 50 como unas notas biográficas de unas 20 páginas. En aquel enero de 1954, el compositor Juan María Thomás firmó el prólogo resaltando que "las puertas que Torrandell ha abierto en cada una de sus obras conducen directamente al fondo de su alma porque su música es sincera y verídica en todo momento".

Recopilación

Ahora en este recién estrenado 2013, el trabajo titulado Torrandell ya supera las 500 páginas. Este libro, que nació de los documentos que su abuelo guardaba en Inca, ciudad natal del compositor, "todo esta documentado. "No es una biografía en sí, es una recopilación de datos que pretende sentar las bases para que, en un futuro, un experto en musicología pueda hacer un buen estudio sobre el maestro Torrandell", desvela Bernardo Torrandell. El libro, detalla, no está editado. Así, el hijo del compositor va añadiendo nuevos documentos y, cuando tiene cerrada una nueva edición, la manda a encuadernar.

Hace más de diez años, que la "edición artesanal de este libro", circula por bibliotecas españolas, francesas e instituciones públicas y musicales. El musicólogo y catedrático de la Universidad de Oviedo, Ramón Sobrino, destaca en el prefacio del volumen sobre Torrandell publicado en 2012 que son "casi sesenta años de dedicación para conseguir que la músico del maestro Torrandell sea interpretada; para lograr que sus obras escritas en su "aislamiento" mallorquín sean publicadas; para que una sociedad tan poco dada al cuidado de su patrimonio musical pueda conocer la obra de uno de sus hijos preclaros". Pero también, recuerda el catedrático, son sesenta años de interés por la obra del compositor manifestado por compositores y musicólogos como Federico Sopeña, Tomás Marco, Xavier Montsalvatge...

El Requiem es su gran obra maestra. "Es, sin duda, la partitura más ambiciosa, pero a la vez más profunda, íntima y serena de Torrandell", reza el libro. En 1959, esta pieza, que su propio hijo califica de "una dificultad tremenda", se alzó con el Premio Ciudad de Palma. De hecho, Edmon Colomer reconoce en una carta recopilada en el libro que solo el Coro Nacional de España podría "defender con solvencia" esta obra. El maestro Torrandell también nos dejó el Concierto en Si menor para piano y orquesta o la Sinfonía número 1 para violín y orquesta, además de obras orquestales como Tristes souvenirs, Canto de poda, Copeo, Son Batle, Valle de Muza... Unas piezas que, según el ilustre concertista Leopoldo Querol, "son de incalculable valor por ser el reflejo auténtico y legítimo de su espíritu y de su alma de artista privilegiado". En el libro, Manuel Palau, compositor valenciano, define a Torrandell como el "inmortal compositor que fue y es modelo a imitar". El director de orquesta, Juan Pich Santasusana, remarca que el compositor supo aunar tres grandes cualidades: "como hombre fue un ejemplo de bondad, honradez y franciscana humildad; como artista supo vibrar en lo más profundo del alma y como compositor nos ha legado un gran conjunto de obras que le acreditan de maestro de verdadera altura". En resumen, según se desprende de los comentarios recopilados en el trabajo, se puede decir que la producción del Maestro Torrandell lleva el sello de la obra bien hecha, que combina la expresividad profunda con la academicismo formal.

Repaso a su vida

El maestro Torrandell nació en Inca en agosto de 1881 y falleció el 15 de enero de 1963. Se inició en el mundo musical de la mano de su padre, organista de la iglesia parroquial de Santa Maria la Major de Inca y profesor. José Balaguer, que fue alumno de su padre, moldeó su capacidad musical y lo preparó para su ingreso en el Real Conservatorio de Madrid. En la capital, consiguió el Primer Premio de Piano en 1900 y el de Armonía en 1903. Deseoso de superarse, dos años después el joven músico acude a París, la meca de la intelectualidad de principios de siglo. Se formó en la Schola Cantorum parisina de César Franck y Charles Tournemire.

Alcanzó en Francia un reconocimiento suficiente como para ser considerado uno de los grandes músicos coetáneos. Acrecentó su fama y prestigio hasta que a principios de los años 30, tras la muerte de su madre y con su padre enfermo y anciano, se vio obligado a elegir entre su carrera artística y sus sentimientos filiales. El hijo venció al músico y, así, emprendió el viaje de retorno a su isla con toda su familia. Ello supuso su "aislamiento final" debido a la nula vida musical de la isla en aquellos tiempos de Guerra Civil. Su hijo Bernardo recuerda las durezas de aquellos primeros años de su retorno parisino. De la fama pasaron a tener que luchar para poder comer. "Por suerte", dice, "mi padre tuvo mucho tiempo libre para escribir y continuó con el Requiem para solistas, coro y orquesta, su gran obra maestra". Una obra que necesitó medio siglo para que se estrenara en Palma. Su ciudad natal también tardó 20 años en nombrarle hijo ilustre, pero 50 años después de su muerte el maestro Torrandell no ha caído en el olvido. Numerosos municipios mallorquines dedican una calle a este compositor, pero el espíritu del músico sigue más vivo que nunca gracias a estos casi sesenta años de divulgación que su hijo Bernardo a sus 91 años sigue defendiendo con la misma vitalidad y el mismo cariño de cuando era joven.