Es época de celebraciones, de buenos propósitos, pero también de rostros esforzados. Hoy les envío una tarjeta de Navidad, una felicitación en forma de Nata que la casualidad ha querido mas glamurosa, más solidaria, emotiva y real que nunca. Prepárense para una celebración única, ajetreada y cuajada de caras conocidas porque lo que ahora comienza es una gran fiesta. ¡Qué digo, es la fiesta! No hay mejor imagen que la de la familia Horrach Moyá unida para celebrar la inauguración de su nuevo hotel en Palma, el Balanguera, un lugar único, distinto y austeramente vanguardista creado desde la nada, con pasión nacida desde lo más profundo por la única niña de la casa, ya saben que es una de mis preferidas, Antonia María Horrach Moyá, una de las mujeres más bellas que uno pueda conocer, exterior pero también interiormente, propietaria además de una sensibilidad que en el HM Balanguera se ve en cada gesto, en cada rincón, en cada detalle, en su concepto, en cuanto uno cruza la anodina calle Balanguera, alza la vista y descubre en medio de la asepsia ciudadana de un barrio como todos una fachada ondulante y blanca como la sal o la cal que abraza de golpe todos los sentidos.

La fiesta fue una prolongación de esa idea acogedora que define el nuevo establecimiento hotelero. Un abrazo cálido, envolvente, desprovisto de falsedad. Antonia María y sus hermanos, Juan Antonio y Toni Horrach Moyá, acompañados por sus padres Guillermo Horrach y Antonia Moyá Martorell, muy elegante, recibieron a sus invitados arropándolos con lo mejor de la casa, que es lo que en esta isla se ha hecho siempre cuando se trata de recibir. Convocatoria de altura, elegancia familiar y arte de vanguardia repartido en habitaciones, salas, pasillos y terrazas, y muchísimas mujeres hermosas llenando un espacio abierto de par en par. Susy Gómez y su cuñada Vanessa Salom, esposas guapísimas y elegantes de los hermanos Horrach Moyá, brillaban esa noche con una luz especial pero dejando todo el protagonismo a la creadora de esta maravilla que desde ya es de todos. Muebles, luces, telas, aromas, todo ha sido elegido y supervisado por Antonia María, la fiesta también. Sonó la Balanguera en cuerda de violín y contrabajo en medio de un silencio imposible, respetuoso, que se hizo más evidente cuando resonó a pecho descubierto la voz única, envolvente y clara de Biel Mesquida recitando las palabras que un día de 1904 Joan Alcover quiso convertir en mallorquinas. Antonia María escuchaba emocionada y con los ojos cerrados, disfrutando de ese momento único que le regalaba la vida tras un esfuerzo titánico. Muy cerca su marido, el oftalmólogo Javier Chacartegui Cicerol, orgulloso y feliz, y sus tres hijos, Javier, la bellísima Paula y el más pequeño, Guillermo Chacartegui Horrach, disfrutando con los amigos de la familia de esa velada navideña con toda la intención.

Mandarinas peladas, romaní, mezclaban sus aromas con los platos que salían de las cocinas, una versión logradísima de la tradición mallorquina invernal; triunfaron las panades de conill de Muro o la porcella confitada, inundándolo todo de optimismo y, cómo no podía ser de otra manera, el arte contemporáneo presente en cada rincón, convertido en instrumento para anclarnos a la realidad a través de obras comprometidas con el mundo que nos está tocando vivir.

Llegó Rosario Nadal, por sorpresa. Impresionantemente bella. La princesa de Preslav llegó acompañada por su hermana Ana Nadal, más guapa todavía, cuando el hotel había recibido ya a todos los invitados y se fundió en un prolongado y emocionado abrazo con su amiga del alma, y declaró que por nada del mundo se habría perdido este momento. Juntas recorrieron todas las habitaciones, son todas distintas, ascendiendo por la escalinata, una escultura que se retuerce con elegancia hacía la terraza donde esperaba una sorpresa final e impactante, un espacio mágico con pica de agua incluida que invita al descanso y a la evasión con vistas nocturnas espectaculares. Rosario demostró porque es una de las mujeres más elegantes del mundo y porque en el Gotha europeo sigue siendo una de las personas reales más queridas y respetadas a pesar de su separación del príncipe Kyril de Bulgaria. Me cuentan que está muy bien con alguien que la hace muy feliz y se le nota. Lució con un ajustadísimo conjunto en piel negra de silueta, perfecta, sobre unos stiletos de tacón altísimo. Antonia María, quizás fruto de la casualidad, vistió un look parecido, también ajustado y creación de Isabel Marant, zapatos de fantasía incluidos. Una imprescindible, la más.

Hoy la cosa de va de princesas reales, se suceden una tras otra, lo ven, imposible pedir más. Una año tras otro, y van catorce, SAR la princesa Birgitta de Suecia no quiso faltar a la celebración de Santa Lucía en Cort, donde la comunidad sueca residente en Mallorca se reúne para celebrar el inicio de la Navidad , la fiesta de la luz. Esta fiesta, inventada por la gran Olga Bestard, aristócrata e íntima de la princesa sueca, se creó para que los alumnos de la escuela sueca cantaran en algún lugar especial de nuestra ciudad. Así que la gran dama habló con el alcalde de entonces, Ramón Aguiló. Han pasado 22 años y desde entonces no deja de crecer el número de personas que acuden a Cort. Es ya parte de nuestra Navidad, un regalo perfecto que enternece. Así lo vive la cónsul de Suecia en Balears Natalia Rigo Magnusson, y así lo vivimos todos aquellos que disfrutamos con la belleza que nos regalan días como los que hemos vivido y vamos a vivir, al menos hasta Reyes.

Después ya veremos, aunque motivos para ser optimistas los hay viendo la generosidad que ha demostrado la sociedad palmesana acudiendo en masa, comprando, almorzando o jugando a la tómbola del Mercadet de El Refugi. La recaudación ha sido importantísima, unos 45.000 euros, en solo tres días, que permitirán que los desfavorecidos usuarios de esta ONG mallorquina puedan seguir viviendo con dignidad y todo gracias al esfuerzo inmenso que hacen personas como Marieta Salas, imposible nombrarles a todos, son muchos más, otra princesa de verdad aunque no necesite de títulos.

Y más solidaridad, de la que de verdad muestra la mejor cara del ser humano, no solo del solidario, también la del que sufre con inmensa dignidad, con ganas de lucha, convirtiéndose en lección magistral de vida. Lo pude vivir gracias a la invitación de una nutrida representación de los empleados de Banco Santander en Mallorca, que quiso acompañar a los niños hospitalizados en la Unidad Oncológica Infantil de Son Espases, para pasar una tarde de fiesta en un emotivo preludio de la Navidad, en la que no faltaron regalos para todos los pequeños, la música, los bailes y las canciones más alegres. La sonrisa, el gesto de alegría y agradecimiento se vio no solo en las caras optimistas y valientes de los internos que reciben tratamiento médico, también en las de sus padres o hermanos y en las de sus cuidadores entregados en cuerpo y alma para que los más pequeños pasen estos días de la mejor manera posible, poniendo alegría donde hay sufrimiento. El mejor medicamento resulta ser una sonrisa afectuosa. Había mucho amor, valor y generosidad. En este caso la de los empleados de Banco Santander que colaboran habitualmente en el "Programa Voluntarios Santander" dentro del programa de voluntariado corporativo que la entidad tiene en todo el mundo. A la fiesta infantil no quiso faltar Ignacio Alcaraz, director territorial de Banco Santander en Balears que, muy satisfecho, contaba que había sido organizada y costeada a sugerencia de los empleados, constatando la implicación del equipo humano de la entidad en la isla. Las familias de los niños y los profesionales de pediatría trasladaron su agradecimiento a los empleados del banco y fueron muchos los comentarios positivos de todos los asistentes por su faceta solidaria de quienes con energía y muy buen humor fueron encargados de repartir habitación por habitación inmensos perros de peluche con cara de futuro a cambio una sonrisa difícil de olvidar y más difícil de agradecer. El regalo.

Cambio de tercio, pero sigo regalándome momentos únicos y recibiendo con sorpresa, es lo que más me gusta, desmedirme, ante la genialidad y la belleza estética de un proyecto redondo ENSAIMADART, un sueño hecho realidad de los diseñadores gráficos Astrid Stavro y Pablo Martín, matrimonio de genios creativos y directores de la editorial Infolio que ha comisariado este proyecto en el que, a beneficio de amadip.esment, la ong mallorquina presidida por Montse Fuster, que lleva cincuenta años ofreciendo oportunidades a personas con discapacidad intelectual, se ha planteado una idea genial a través de una etiqueta y una cuestión ¿Puede una etiqueta tener un efecto positivo sobre la sociedad? La respuesta se vio, un rotundo sí, sobre las etiquetas circulares de las cajas de ensaimadas diseñadas por reconocidos ilustradores, fotógrafos, gráficos, artistas o cocineros de medio mundo aceptando el reto para apoyar la labor de amadip.esment. Un proyecto que quiere cambiar el mundo ayudando, llenando de optimismo, de color, de mensajes comprometidos. Y todo desde una caja contenedor del más dulce de los dulces, la ensaimada, bajo el brazo del turista enamorado de este territorio realmente mediterráneo. Por eso la elección del espacio para celebrar la presentación no podía ser más acertado, el muelle de Pelaires, donde millones de visitantes llegan y se van con la imagen de esta isla grabada para siempre en su retina, en su sentimiento, sobre las cintas transportadoras, las que devuelven equipajes llenos de ilusión, esa noche invadidas por miles de cajas multicolores en una performance de altura que entusiasmó a todos.

La convocatoria fue realmente increíble. No faltó Sandra Marone, que no es princesa pero sí hija de una infanta de España, doña Cristina de Borbón y Battenberg, la más bella princesa de su tiempo y dicen también los que la conocieron en Europa la más simpática, buena e inteligente. Sandra, que es la discreción personificada, era esa noche la madre orgullosa de Astrid, que no pudo estar presente pero sí estuvo informada en todo momento vía móvil de cómo transcurría su gran noche. Sandra, junto a su marido el escritor Fernando Schwartz y muchos de sus amigos era la suegra y abuela cariñosa apoyando a su yerno Pablo en un proyecto de largo recorrido que no ha hecho más que comenzar para alegrarnos la vida a todos. Para darle color a un sabor que nos hace únicos.