Buscando a Eimish, relata la directora Ana Rodríguez Rosell, es la historia de un viaje "no sólo para conocer al otro sino también para conocerse a uno mismo". La película, que se preestrena hoy en el Augusta con despliegue de alfombra roja incluido (a las 20 horas), tiene como punto de partida el conflicto que se produce en una pareja cuando uno quiere dar un paso más y el otro no. Como desenlace de esta situación, Eimish (Manuela Vellés) se va de casa y Lucas (Óscar Jaenada) emprende un vertiginoso viaje en tren hacia el pasado de su novia para recuperarla. "La película muestra a unos personajes que se ven obligados a afrontar y superar sus propios miedos", señala la directora y también productora del proyecto, que ha contado con el apoyo de TVE y Telemadrid. Uno de ellos es Valeria, el papel que interpreta Emma Suárez, "una mamma que vive en Italia y que ha roto con el pasado, pero ya sabemos que no es tan fácil romper con él, y a veces aparece inesperadamente", deja caer Suárez, que se mete en la piel de una mujer que ha decidido dejar de amar "porque cuando amó no le salió bien", continúa. Una situación que le lleva a permanecer en un estado de apariencia y no de ser.

La madrileña, conocida por combinar su trabajo con cineastas noveles y consagrados, se contagió pronto de la energía y la fuerza de Ana Rodríguez: "Tiene frescura, energía, ganas, ilusión, entusiasmo e inocencia. No está corrompida", puntualiza. Por eso aceptó sumarse al viaje de esta película, "una odisea que habla de la necesidad de alejarse del entorno más cercano a uno mismo para poder reflexionar con mayor frialdad sobre la propia vida". "Es como un thriller emocional" montado a partir de flashes "que tienen mucho de la Nouvelle Vague, o así nos lo dijeron en Toulouse", explica Rodríguez. "Quería que la película fuera visualmente nórdica [parte está rodada en Berlín], muy contenida en colores y sentimientos. Quería mostrar un drama sin muchos dramatismos", comenta. Los contrastes en los espacios cosen también esta historia: Berlín es la urbe, un lugar indie que se contrapone a la isla italiana en la que vive Valeria, con un "carácter también marcado por la insularidad". La directora rodó todos los exteriores de la cinta casi como si tratara de un documental, para que el espectador los viviera con mayor intensidad. La banda sonora -Vellés canta-, promete Rodríguez, también forma parte importante de esta película que le debe mucho al concepto de utopía ("eimish" en una lengua bereber). ¿Acaso uno no se pone siempre nostálgico con todos los sueños que ha tenido y no se han realizado? Por eso hay que viajar.