En medio de la tormenta económica, Gori de Palma se las ingenió para poder continuar creando en libertad y lo más apartado posible de los preceptos comerciales de la moda. Se lo permitieron su trabajo como profesor de diseño en la Escuela Superior Universitaria de Imagen y Diseño IDEP y su labor como estilista para videoclips y publicidad. Después de tres años fructíferos en el off de Cibeles pero alejado de las pasarelas barcelonesas –ciudad en la que el diseñador mallorquín estableció su cuartel general–, volvió el hijo pródigo a la capital catalana –080 Barcelona Fashion mediante– para presentar una colección inspirada en el espiritismo. Unas creaciones que pudieron verse en el Palau de Pedralbes el pasado miércoles. El último proyecto del modisto, Witch House, reflexiona sobre el mundo corpóreo y el mundo espiritual. Un juego de contrarios resuelto en dos conjuntos de piezas: las blancas y las negras, como un tablero de ajedrez en el que uno se juega la vida.

La colección oscura, de línea muy masculina, está llena de detalles de sastrería del siglo XIX. Las creaciones, explica Gori, están cosidas a partir de algunas piezas originales de época totalmente restauradas, montadas y reinterpretadas. "He ido comprando fracs y esmoquins durante los últimos años en anticuarios e incluso subastas de alrededor del mundo", relata el diseñador, un material al que hay que sumar ropa de cama antigua, la base para la segunda parte de la colección, inundada de blanco, un color con el que jamás había trabajado Gori. "Es la parte que más ha llamado la atención durante el desfile. Muchos diseños son piezas únicas por las telas en las que están elaborados. Hay muchos bordados y encajes a mano mezclados con bolillos", comenta.

La inspiración de Witch House proviene de dos fuentes: por un lado, las doctrinas filosóficas y espiritistas nacidas en la Francia decimonónica. Y por otra, un género musical, conocido precisamente como Witch House, que bebe del rock gótico de los ochenta, el dark wave y el sonido industrial. Una banda sonora que se asocia a una iconografía repleta de alusiones al espiritismo, las brujas y lo satánico. La mixtura de estas influencias decadentistas y oscuras pasadas por el tamiz del diseñador mallorquín escupen unas piezas elegantes y sensuales, con toques aristócratas pero muy actualizadas. Recuerdan al dandismo, "a figuras de aquella época como Arthur Conan Doyle", concluye el modisto.