Escuchar obras de Beethoven no cansa. Doy fe. Lo demuestra además el numeroso público que el compositor reúne cuando se programan sus sinfonías.

¿Y dirigirlo? ¿Cansa dirigir las partituras del maestro alemán? Salvador Brotons, con su trabajo señala que tampoco. En menos de una semana ha dirigido las dos sinfonías más populares, la novena (en la Seu el día 29 de junio) y la quinta (en Bellver el pasado 5 de julio). Dos de sus sinfonías impares curiosamente (algún día comentaremos esa clasificación entre las pares y las impares por lo que a las sinfonías de Beethoven se refiere).

Y para los músicos de la orquesta: ¿agota interpretar Beethoven? La respuesta es también negativa, visto y oído el último concierto de nuestra sinfónica, el que abrió el tradicional Festival Bellver.

En efecto, los instrumentistas lo dieron todo sobre el escenario del patio del castillo. Patio repleto de melómanos y no tanto (muchos, demasiados, aplausos a destiempo), dispuestos a agradecer hasta rabiar esa versión enérgica de la Sinfonía en do menor. Una versión interpretada con ganas, una versión coherente, con unos músicos entregados, queriendo demostrar, con Beethoven, que están ahí, para lo bueno y para lo malo. Que la formación aporta mucho y que ellos pueden ofrecer espectáculo, placer, arte. Esa quinta beethoveniana en Bellver, con más de seiscientas personas puestas en pie, es una demostración de que la orquesta es necesaria y querida. Una quinta, en definitiva, con la quinta marcha puesta.

Y si Beethoven llenó toda la segunda parte después de una pausa demasiado larga (pregunto: ¿por qué media hora de descanso? ¿Vamos a un concierto o a un acto social?), Mozart había llenado la primera con la Obertura de La Flauta mágica y la Sinfonía concertante en Mi bemol mayor para violín y viola. Aquí sí que faltó el espíritu del compositor de Salzburgo. Se interpretó Mozart, pero sin ganas. Los solistas, José Manuel Álvarez-Losada y Sonia Krasnova, demostraron su depurada técnica y su musicalidad aunque la falta de sonido deslució la interpretación. Algunos daban la culpa a la brisa que apagaba los instrumentos solistas, ojalá fuera eso. Pero lo cierto es que nos llegó un sonido un tanto falto de volumen. Y la orquesta tampoco estuvo a mucha altura. Brotons hizo una versión demasiado plana de la obra de Mozart que, en el segundo movimiento, llegó a rozar el aburrimiento.

Orquestra Simfònica

de Balears

Director: Salvador Brotons. Obras de Mozart y Beethoven. Lugar: Castell de Bellver.