Después de cinco años de obras, el Museo de Arte Contemporáneo de Eivissa (MACE) reabrió ayer sus puertas a lo grande con una exposición de dos artistas de talla mundial: el escultor Barry Flanagan, fallecido en 2009 y que fijó en la mayor de las islas pitiusas una de sus residencias, y con una colección de dibujos y cerámicas inédita de Miquel Barceló, quien presidió la concurrida inauguración.

Barceló acudió a la inauguración no solo porque la exposición principal cuenta con obra suya, sino como homenaje a Barry Flanagan, al que definió como "gran amigo" y "un gran artista".

"Le añoramos mucho", añadió el artista de Felanitx. "Fue él quien me hizo entender que este museo es un poco diferente a otros, porque tiene un vínculo muy grande con los artistas y con la gente", explicó.

"Un museo como este es muy importante en estos tiempos de tanta confusión", aseguró Barceló, quien rechazó la idea de que sean malos tiempos para la cultura. "La cultura no va hacia atrás, lo que va hacia atrás es la percepción que tienen desde los gobiernos de la cultura. La cultura siempre va hacia adelante, al igual que la vida. Van hacia atrás las subvenciones pero la cultura va hacia adelante", añadió.

La muestra de Barceló ofrece dibujos realizados durante un viaje que el artista efectuó al Himalaya en 2010, mientras que las cerámicas se elaboraron en su nuevo estudio de Vilafranca de Bonany.

Además de estas dos exposiciones, la reapertura cuenta con otras muestras: Cuatro mujeres, obra de vídeo arte a cargo de Kaoru Katamaya, Amparo Garrido, Julia Montilla y Eugènia Balcells; Extremos, selección de piezas del fondo del MACE comisariada por Ruiz Sastre; y otra selección de obras del propio museo, en este caso realizadas con técnicas audiovisuales y una serie de grabados del fondo del centro.

La reapertura se produce después de cinco años de obras y cuatro millones de euros. El nuevo museo cuenta ahora con dos alturas, una planta baja y dos plantas bajo tierra. En la parte superior se ubicarán exposiciones temporales; el primer piso, ocupado por una terraza, podrá utilizarse también como espacio expositivo. En la planta baja planta se instalarán la colección permanente, el vestíbulo, un espacio para trabajos de administración, un salón de actos y una tienda. En el primer sótano estará el centro de lectura y documentación, mientras que en la siguiente planta se expondrán muestras temporales y se podrán contemplar los restos arqueológicos hallados durante la remodelación.