­¿Abrumado sólo de escuchar las palabras "22 actos" en una mañana? Calma, el ArtPalma Brunch puede vivirse de muchas maneras, todo depende de la actitud. Se puede ir picoteando mapa en mano, salir con un meticuloso plan trazado de antemano o con tantas ganas de verlo todo que al final no vemos nada. Mientras las galerías y museos ultiman a estas horas los montajes de las exposiciones y los aperitivos que ofrecerán este sábado de 11 a 14 horas, hete aquí un adelanto de los proyectos que, por calidad y proyección, más expectativas han creado durante estas últimas semanas en los corrillos artísticos de Palma.

En primer lugar, muy esperado es el regreso de Carles Congost (Olot, Girona, 1970) a Palma, el fotógrafo y videoartista que lleva desde mediados de los noventa revisando el debate entre alta y baja cultura. El catalán presenta en la galería Horrach Moyà varias obras que reflexionan en torno al paradigma actual que rige nuestro mundo. La pieza principal es un vídeo de diez minutos que levantó en la reciente edición de ARCO el interés de varios museos nacionales e internacionales. El metraje "es en esta ocasión más cinematográfico" que los anteriores, pero en él se continúa haciendo una relectura de imágenes de películas de serie B que forman parte del imaginario colectivo. En este caso, la secuencia "transformada" es la de dos policías que paran en la carretera a un padre con su hijo. La reacción de los personajes en la cinta adquirirá una "dimensión inédita", tanto que rompe con el paradigma y la lógica imperante que hace funcionar el mundo. ¿Y si las cosas se resolvieran de otra manera?, parece preguntarse Congost en una época, la nuestra, confusa y salvaje a partes iguales. Fotos, pinturas y dibujos relacionados con los rodajes así como una escultura-maqueta de una iglesia abandonada en Inglaterra donde el grupo Talk Talk grabó el disco Spirit of Eden –con el que dio un giro a su trayectoria– completan la muestra.

Dos: otro de los proyectos especulativos enraizados en la actualidad es el que ha preparado Martin John Callanan en el Casal Solleric. Comisariada por Pau Waelder y Fernando Gómez de la Cuesta, la exposición consta de varias piezas, entre ellas la edición de un periódico con una elocuente cabecera, Guerres durant la meva vida, y una pantalla en la que se van actualizando las últimas portadas de los diarios de todo el mundo. Obras con las que el británico pretende reflexionar sobre el funcionamiento global del mundo en que vivimos. Una inquietud nada alejada de la de Carles Congost. Buen brunch.