Sentado en una mesa de lo que un día fue un sex-shop y hoy es una cálida librería, el escritor Enrique Vila-Matas reflexiona sobre su última novela Aire de Dylan, en la que dice reflejar una concepción del mundo "como una ilusión y un escenario, en el que todos representan un papel". El autor barcelonés rememora que fue la frase "Cuando oscurece, siempre necesitamos a alguien", que aparece en la película Tres camaradas, de Frank Borzage, la que puso en marcha su nuevo artefacto literario y la que le acabó llevando a una "autobiografía falsa de un escritor llamado Lancastre".

Vertebrada por tres capítulos que son como monólogos teatrales, el último título del novelista, publicado por Seix Barral, muestra como en el teatro de la vida, todo el mundo representa un papel. "Unos al darse cuenta, continúan actuando en la obra, mientras que otros quieren salir de ella. Estos últimos se equivocan porque no hay nada fuera del escenario. El espectáculo es lo único que hay en la cartelera", enfatiza.

Como es marca de la casa, realidad y ficción se cruzan a lo largo de las páginas, en un juego que el lector no deja pasar en alto, empezando por el mismo concepto de "autobiografía falsa".

"Todas las autobiografías -asevera- son falsas, porque son una impostura. No pueden ser otra cosa que una impostura. En este caso, el escritor Juan Lancastre tiene muchos puntos en común con un escritor arrepentido, una figura poco conocida en la novela".

Por otra parte, con el título Aire de Dylan, que alude al parecido que tiene el hijo de Juan Lancastre, Vilnius, con el cantante estadounidense, dice que ha tratado de atrapar "el aire de nuestro tiempo. Las máscaras de nuestro tiempo. El aire ultra infra leve de nuestra época. Apático y gris".

Sin olvidar su particular sentido del humor y su ironía, con críticas al postmodernismo que hay en él mismo, Vila-Matas reconoce: "Aunque mi libro es divertido, también es complejo, y yo mismo estos días, yendo de un lado a otro del texto, estoy descubriendo cosas nuevas".

El fracaso, el éxito, la cultura de la indolencia, la del esfuerzo, la necesidad de buscar el paraíso perdido son otras cuestiones que sobrevuelan la novela, igual que un escritor como Francis Scott Fitzgerald."En toda novela -prosigue- hay siempre un fracaso con respecto a lo que hubiera podido hacerse y a lo que se consigue. No hay ninguna que haya alcanzado lo que se había propuesto".

Aficionado a leer a diario su horóscopo en La Vanguardia (hoy le recomiendan que aproveche para activar asuntos de dinero), tampoco obvia que en el texto tiene su peso la figura de Hamlet, y es que "todos somos Hamlet, todos somos Dylan y entre ellos hay muchos más parecidos de lo que pueda parecer, como su ambigüedad en la forma de ser".

Preguntado sobre el momento actual, Vila-Matas señala que es de "cambio", sin que nadie conozca muy bien hacia dónde se va, especialmente en el terreno cultural. "En el aspecto económico -opina- es posible que haya una recuperación en tres o cuatro años, pero en el cultural tengo la impresión de que ya no la hay, atendiendo a lo que ocurre a diario con el cierre de pequeñas revistas, periódicos o con los programas culturales de televisión".