­La 26ª edición de los Premios Goya ya es historia, a pesar de ser uno de los certámenes que repite con doble representación mallorquina. Ni Cuaderno de barro, de Miquel Barceló, ni Ella, del LADAT de la UIB, recibieron el domingo galardón alguno. Mientras que la cinta de Barceló estaba nominada a mejor película documental, la película de Ella obtaba al cabezón como mejor película de animación. Sin embargo, el desánimo desaparece para algunas de las personalidades del cine mallorquín cuando se justifica que llegar ahí "ya es todo un logro".

"Es una lástima que Juan Montes de Oca se quedase sin el goya a mejor película de animación", sostiene Pedro Barbadillo, responsable de la Mallorca Film Commission."Pienso que realmente se lo merecía".

La gran triunfadora de la noche fue la dirigida por Enrique Urbizu, No habrá paz para los malvados. Se llevó seis de las catorce nominaciones, con lo que significa que, después de todo, "se lo merecía también", añade. Del mismo modo, Sebastià Salom, propietario de las Salas Salom, opina que se han dado los premios "que debían darse". "Era lo que se esperaba. Al menos, coincide con el gusto del público mallorquín en las taquillas del cine".

Con ese punto existe conflicto. Al menos con respecto a la última de la saga de Torrente. El monólogo de Santiago Segura en la gala del pasado domingo fue uno de los momentos más excitantes de la noche. En él, el actor no sólo se mofó de sí mismo sino que también lo hizo del sistema de votación de la Academia, de Kiko Rivera o de que su película no estuviese nominada. "Con doce millones de espectadores y siendo la película más taquillera de 2011 debería haber estado nominado", corrobora el director de cine Marcos Cabotà. Aun así, se siente satisfecho de la cinta campeona, puesto que existe un "especial cariño" frente a su productor, Álvaro Agustín –de Telecinco Films– quien también se implicó con su cinta Amigos.

Barbadillo difiere: "La gala de los Goya es un certamen que premia al buen cine", no al más taquillero.