Hjassirtg Ojeda. Coordinadora de la Asociación de familiares de enfermos de Alzheimer de Mallorca (AFAM). ­Nuestra sociedad es cada vez más vieja. En consecuencia, el volumen de población con riesgo de padecer una enfermedad neurodegenerativa también aumenta. Concienciar a la sociedad hacia esta problemática y garantizar una vida digna a los afectados es el objetivo de la Asociación de familiares de enfermos de Alzheimer de Mallorca (AFAM), que tiene el apoyo de Sa Nostra Solidaria.

—El Alzheimer requiere cuidados constantes. ¿Qué cambios supone en el entorno del enfermo?

—Un cambio de vida radical, tanto para el enfermo como para el cuidador. Estos últimos van adquiriendo cada vez más y mayores responsabilidades, ya que la demencia vuelve la persona más dependiente.

—¿Cómo se afronta?

—Es necesario que la familia adopte roles y sea consciente de la responsabilidad que debe asumir, sin descuidarse nunca de uno mismo. Hay que conocer la enfermedad, para poder saber reaccionar y cuidar al enfermo.

—Parece difícil, ¿Cuál es la clave?

—Crear un ambiente familiar donde se disfrute de seguridad y de estimación. Una vez el enfermo ya está en tratamiento (farmacológico y cognitivo) y cuenta con un entorno cuidador protector, se recomienda a la familia que mantenga una vida lo más parecida posible a la que llevaba antes.

—Hoy, el Alzheimer se ha convertido en un problema social y sanitario...

—Si tenemos en cuenta que la edad es un factor de riesgo y que nuestra sociedad es cada vez más vieja, se presenta un panorama muy serio en cuanto a demanda social y sanitaria.

—¿Qué hacer?

—Ser conscientes de la relevancia de la situación y concienciar a la población. Se hace necesario diseñar dispositivos de atención integral y multidisciplinar con el fin de abarcar la gran demanda que ya se está empezando a generar.

—Éste es su cometido ... ¿Ha sido duro el camino recorrido?

—El trabajo en la asociación siempre es gratificante, porque sabemos que estamos facilitando la vida a un colectivo con unas circunstancias muy especiales y complicadas. No ha sido fácil, pero a medida que la sociedad se hace más consciente, surgen sistemas de atención mejores. Y la colaboración con entidades como la nuestra se vuelve cada vez más importante.

—Tienen casi 600 asociados...

—Son nuestra razón de ser. Son personas que han vivido de forma directa o indirecta el Alzheimer y que, conscientes de la severidad y dimensiones sociales de la patología, quieren colaborar e implicarse en nuestra causa, que es procurar bienestar y atención al colectivo, además de sensibilizar a la sociedad.

—¿Cómo ayudan a sus usuarios?

—Cuidando del cuidador, cuidamos del enfermo. Por ello, atendemos a los cuidadores psicológicamente, asesorándolos sobre los recursos psicosociales que tienen a su alcance e informándoles sobre la enfermedad y las mejores estrategias de cuidado y bienestar.

—¿En qué consisten las terapias de estimulación cognitiva, que cuentan con el apoyo de Sa Nostra?

—Partiendo de una exploración neuropsicológica para ajustar las sesiones al usuario, se hacen ejercicios cognitivos, de psicomotricidad y actividades de la vida diaria. Todo, con el objetivo de ralentizar el deterioro y maximizar el tiempo de autonomía e independencia del enfermo.

—¿Cómo valoran la implicación de esta entidad?

—Consideramos necesaria la implicación de entidades privadas en causas solidarias como la nuestra. La difusión y la relevancia social de iniciativas como Sa Nostra Solidaria son una gran ayuda para las entidades sin ánimo de lucro.