­ "¿Crisis? ¿Qué crisis?" La XXXI edición de ARCO arrancó ayer en Madrid bajo la psicosis de la depresión económica, pero con plena esperanza en un mercado artístico, que según el director de la feria, Carlos Urroz, "está recuperando la confianza y el sector está experimentando crecimiento". Una feria y un mercado, de cualquier manera, del que han desaparecido los expositores institucionales y los de las Comunidades Autónomas de nuestro país, pero que ha visto cómo se incrementaba la llegada de coleccionistas, sobre todo de fuera de España, y la presencia de países emergentes como India o Brasil.

Y si no que se lo pregunten al escultor Santiago Villanueva, madrileño de nacimiento pero mallorquín de adopción, pues no en vano lleva más de quince años viviendo en la isla, que como ya sucediera el pasado año, comprobó como alguna de sus obras, expuesta en el espacio de la galería Xavier Fiol, era adquirida nada más abrir sus puertas la feria por un potente coleccionista belga. Las esculturas de Villanueva, de "movimiento lento", como él mismo las califica, y en las que juega con las tensiones, las gravitaciones... y las "emociones" compartían espacio en el escaparate madrileño de la galería de la calle San Jaume con obras de artistas ya consagrados como la peruana Cecilia Paredes, cuya obra Mar de rosas también fue comprada nada más inaugurarse ARCO, el brasileño José Bechara o el alemán Herbert Hamak. "Traemos artistas muy consolidados, con una trayectoria muy reconocida", explicaba el propio Xavier Fiol, "y hemos podido configurar un expositor de calidad, muy escultórico... con el que esperamos que las cosas nos vayan bien. De momento, así hemos empezado y así esperamos continuar toda la feria".

Una feria en la que además el arte de Balears está representado por otras tres galerías: Pelaires, Horrach Moyá y Maior. En la primera de ellas se exponen obras de Jordi Alcaraz, Domenico Bianchi, Daniel Canogar, Rafa Forteza, Mark Francis, Rebecca Horn, Pep Llambías, Guillem Nadal, Miquel Navarro, Jose Antonio Orts, Bernardí Roig y Guillermo Rubí. Como cada año, Josep Pinya, fundador en 1969 de la que en su día fue la primera galería dedicada al arte contemporáneo de Palma, presenta en ARCO una mezcla de artistas jóvenes y consagrados, provenientes de Balears y de fuera de las islas, y en la que prima, sobre todas las cosas, la calidad.

"Siempre nos ha ido bien así y este año no va a ser menos", explicaba un optimista Pinya en un espacio de Pelaires que, desde primera hora de la mañana estaba lleno de coleccionistas y aficionados al arte interesados por sus propuestas. "Pese a la crisis en el mercado del arte se comienzan a ver brotes verdes y un ejemplo va a ser esta edición de ARCO", sentenciaba el factótum de Pelaires.

Horrach Moyá lleva este año a ARCO a Montserrat Soto como artista seleccionada, coincidiendo así su presencia en Madrid con la de la exposición en Palma inaugurada el pasado diez de diciembre. Junto a ella, el último montaje de video de Carles Congost, esculturas de una ya totalmente consagrada Susy Gómez, de Joana Vasconcelos y obras del cubano Jorge Mayet. "Hemos tratado de traer a ARCA lo que consideramos más representativo de la galería", explicaba un Juan Antonio Horrach que insistía que "pese a la crisis general en el mercado del arte no hay crisis y particularmente en ARCO el programa de coleccionistas comenzado en la pasada edición está funcionando muy bien".

Maior apuesta como artista destacado de su galería en ARCO 2012 por un pintor consagrado como el sevillano Luís Gordillo. También es destacable la presencia en el expositor de otros "grandes" del arte contemporáneo español como José Manuel Broto o Susana Solano. Además, también tiene presencia en Maior obras de dos artistas de Pollença como Amador y Joan Cortés o del norteamericano afincado en Mallorca Nicholas Woods, que comparten espacio con las creaciones a Mitsuo Miura, Antonio Paucar, Eulalia Valldosera, Lucía Vallejo, Mayte Vieta y Roland Fischer. "Pese a todo las expectativas son buenas y veo a la gente muy animada", explica Jero Martínez, directora de la galería. "Hemos traído a los artistas con los que trabajamos habitualmente y que han tenido exposiciones abiertas en el último año en Mallorca".

Eso sí, los cuatro galeristas de Balears presentes en ARCO coinciden en "la calidad general que muestra la feria. Parece que, ante la situación en la que nos encontramos todos hemos traído aquí lo mejor que tenemos".

Y en esta edición de ARCO, llamada ahora oficialmente ARCO Madrid, y en la que están presentes 215 galerías de 29 países, obras de 3.000 artistas y Países Bajos como país invitado, no podían faltar las creaciones del artista mallorquín más internacional, Miquel Barceló, que expone en la feria obras como 2 Tomates et 1 Poivron, valorada en 200.000 euros o el lienzo Mayurqa (Island of Mallorca), valorado en 380.000 euros, y expuestas ambas en el espacio de Elvira Rodríguez.

Obras cuyo precio, pese a ser elevado, no alcanza los 11 millones de euros de la "joya de la corona" de la presente edición de ARCO, Study form the human body. Figure in movement (1982), de Francis Bacon, que está a la venta en el expositor de la galería Marlborough.