Saben su nombre, el número de habitación y la fecha de ingreso en el centro hospitalario. Y nada más. Con estos datos en la mano un voluntario de la asociación Dime (Voluntarios de Cuidados Paliativos de Baleares) abre la puerta de la habitación con el objetivo de comunicarse con el paciente y sus familiares.

Este es un gesto rutinario que se vive cada día en los hospitales General y Joan March. 58 voluntarios recorren las habitaciones de la unidad de cuidados paliativos de lunes a viernes con el objetivo de acompañar a las personas con enfermedades en situación avanzada y terminal y a sus familiares.

La vicepresidenta de la entidad, Victoria Navarro, asegura que se trata de "escuchar sin juzgar, y de permitir el desahogo si lo desean". Reconoce que las visitas pueden ser de cinco minutos o de varias horas, porque a veces la persona está más sensible y necesita abrirse.

Navarro dice que su papel es estar en segunda fila y entender que los actores principales son el paciente, su familia y los profesionales del hospital, "siempre decimos que hay que ir medio paso por detrás del enfermo".

Este año la asociación ha organizado un curso de formación para las personas interesadas en entrar en su equipo de voluntarios. La actividad ha contado con la subvención de la Obra Social Sa Nostra. A la convocatoria acudieron 50 personas y tras celebrar entrevistas personales se seleccionó a 20 de ellas.

El curso se celebró en un aula del Hospital General y la docencia corrió a cargo de médicos, psicólogos, trabajadores sociales y enfermeras de las dos unidades de cuidados paliativos de Mallorca. Gesma editó los manuales.

Navarro explica que la relación con los profesionales de los hospitales es "excelente" y destaca su trato y disponibilidad. "No somos parte del equipo médico, porque no nos dicen el diagnóstico de ningún paciente, pero a nivel práctico, somos un grupo", añade.