Barceló en estado puro, sin máscaras, próximo, con un micrófono y con la Concha de Oro ganada en el festival de San Sebatián con Los pasos dobles aún calentita. "Las críticas agresivas han venido de aquellos que no le encontraban sentido a la película", señaló ayer en Palma, Mallorca, una isla con la que, según confesó, "siempre he mantenido una relación difícil".

Barceló llegó con unos minutos de retraso a su cita en CaixaFórum, un coloquio organizado por la Mallorca Film Commission en el que también participaron Isaki Lacuesta, director de Los pasos dobles y de la otra película dedicada al pintor felanitxer, Cuaderno de barro, centrada en la representación de Pasodoble en Malí; Agustí Torres, realizador de El mar de Barceló, sobre la creación de la cúpula de la ONU en Ginebra; y Luis Ortas, autor de Mar de fang, que aborda la decoración de la capilla de San Pedro en la catedral. Quizá la culpa de su tardanza la tuviera la red viaria. "Viniendo de Artà [donde vive parte del año] o de Felanitx a Palma, uno advierte los horrores" cometidos sobre el paisaje de una isla en la que abundan las "putas rotondas y autopistas", espetó a preguntas de un público que llenó la sala de conferencias y que dejó sin sillas a muchas personas, entre ellas la exalcaldesa Aina Calvo.

El acto, conducido por la periodista Gina Garcías, comenzó adentrándose en los Cuadernos de África de Barceló, el diario en el que el pintor español vivo más cotizado reflexiona sobre la vida, el paso del tiempo y la muerte, tres cuestiones centrales en su obra y en su vida. "Solo escribo cuando no tengo nada que hacer. Escribir los Cuadernos de África fue una imprudencia. Nunca pensé que se publicarían", confesó.

Un blanco en Malí

No sin antes aclarar que "en África no paso desapercibido, soy blanco", recordó cómo llegó a Malí, el país del que salieron las estilizadas siluetas con las que encandiló a la gente hace ya casi veinte años. "Llegué a Malí por el desierto, sin saber muy bien dónde iba, y poco a poco descubrí localidades como Segu, Gogolí o Gao, "la ciudad más pobre de uno de los países más pobres del mundo", en el que, a pesar de que "los niños me tiren cosas, haya animales por todo, y muchas abejas y mosquitos", le ofrece la oportunidad de trabajar "concentrado", aún viviendo "situaciones muy crudas".

Los pasos dobles, película que protagoniza Barceló y que ha tenido que defender frente a algunos ataques de la prensa, es una cinta "en la que reconozco cosas de mi mundo propio", apuntó el artista, para quien esa película, tan aplaudida como fustigada, "es algo así como una pintura en movimiento".

"Lo normal hubiera sido la indiferencia", comentó Barceló, quien recordó la intervención de "un perturbado" en la rueda de prensa posterior a la entrega de la Concha de Oro: "Le preguntó a Isaki Lacuesta [el director] cómo, con la cantidad de actores que hay en el paro, se le había ocurrido hacer una película sobre este hombre que ni siquiera es actor".

Barceló, que también se considera actor –"cuando te filman, ya lo eres"–, relató anécdotas sobre los trabajos recogidos en las películas de Lacuesta, Ortas y Torres, como los múltiples cambios que sufrió el proyecto de la sala XX del Palacio de la ONU en Ginebra, cuyo techo pensaba pintar en un principio en una performance con 40 músicos y bailarines y que finalmente derivó en un proceso de enorme dificultad técnica plagado de complicaciones. "El fracaso es un derecho artístico como el suicidio es un derecho humano", expresó.

También desveló que Agustí Villaronga "probó, hace ya muchos años, hacer una película conmigo sobre François Augiéras [el pintor y escritor en el que se inspira Los pasos dobles], pero desistió al no encontrar financiación, como siempre".

El pintor mallorquín afirmó que "el proceso de una obra es parte de la obra" y confesó que "cada día" trata de averiguar "qué sentido tiene lo que hago; lo peor de todo es pensar que el trabajo artístico no tiene sentido", algo que, según dijo, le pasa a menudo.

Barceló contó que necesita trabajar solo y que cuando quiere "desconectar" escucha a "Bach, Miles Davis, Hendrix o Camarón", también la radio e incluso "partidos de fútbol antiguos".

El creador de Felanitx también aludió a las connotaciones sexuales del trabajo con barro, una de las constantes de su obra, puesto que ese material, "el más primigenio", "es carnal y tiene memoria, como la piel", argumentó.

El ciclo Cine y Arte, en el que se enmarcaba el coloquio, continuará hoy con la proyección de El mar de Barceló y mañana, con Mar de fang, ambas a las 20,30, en CaixaFórum (plaça Weyler).