Luces, cámara... ¡izad las velas! El rodaje de Cloud Atlas ha empezado. Los directores Andy y Lana Wachowski –antes conocida como Larry– capitanearon el navío que partía desde el Port de Sóller con una tripulación formada por marineros de época, personajes de pobladas barbas, focos, cámaras y reflectores: la travesía a través del espacio y el tiempo ha comenzado. Primer día de la leyenda.

Cambios en el casco. El Earl of Pembroke, la embarcación del siglo XVIII, que lleva fondeando las aguas portuarias desde hace unas semanas cambió de nombre ayer. El velero, construido en Suecia, se convirtió en un buque que navega bajo bandera norteamericana y que en su popa lleva escrito: "Prophetess - Boston (Profetisa - Boston").

A medida que pasaban las horas, los operarios fueron incorporando elementos. A la ristra de focos que llevaba luciendo desde hace unos días, se le añadieron dos paneles reflectores para orientar la iluminación o cámaras en los mástiles para realizar tomas desde lo alto de la goleta.

Una vez en el mar, la patrullera Río Cervantes de la Guardia Civil del Mar (SEMAR) escoltó a la embarcación en su trayecto rumbo a Sa Calobra, uno de los parajes donde se está rodando la película y que ayer (junto a el Port de Sóller) cerraba su espacio marítimo para facilitar las tareas.

En tierra, el campamento base montó y desmontó tiendas y sets de grabación, según las necesidades. Dos pantallas verdes de varios metros de alto se alzaban entre camerinos y redes de pesca: eran dos paredes desmontables para realizar inserciones de cromas, una técnica cinematográfica en la que se utiliza un fondo de color homogéneo para después sustituirlo por otro en la posproducción.

Más allá de la zona prohibida para todo aquel que no tuviera acreditación, the Camp Base, la vida continuaba. Ayer se decía que Tom Hanks era "todo un artista. Viene y va en helicóptero todo el tiempo". Se decía en el bar, en el supermercado y en la tienda de souvenir.

Pero el artista no usaba la aeronave como taxi. El pajarito, así es como llama el personal al artefacto (al que le han incorporado una cámara en la parte frontal del fuselaje), surcaba el cielo según imponían las exigencias de los operarios que iban a bordo.

Más que rumores. Un fan con una carta para Tom Hanks o una mujer que quería hacer de extra e intentó durante más de una hora sortear el férreo control: "¿Qué pasa si salto la barrera?", preguntaba. "Mejor no lo hagas", por respuesta. Incluso se encontró un tiburón muerto en el Port. Así se forjan las leyendas de hoy en día.