­No se puso el delantal porque no había, ni le hacía falta. Si hay que mancharse, se mancha una. Es lo que tienen las prisas. Pero ya es un milagro en sí que solo dos meses después de encontrar ese abandonado restaurante en la plaza de Sant Francesc, ayer el local respirara vida, corazón. Porque La Pultrú, el sueño de Rossy de Palma, de sus hermanos David y Peter, y de la amiga del alma, Katina Penyafort, se presentó en sociedad con menú sugerente.

Nada de brindis con champagne francés -aunque en el país galo la artista mallorquina sea una diosa- ni cava catalán. En casa de Rossy, jengibre. "Lo hay con alcohol y sin. Es una receta que elaboro desde hace muchos años y quería que estuviera presente en este día", cuenta. Así que dicharachera y bien metida en el doble papel de anfitriona y camarera, para eso es polifacética, servía chupitos mágicos de su bebida y alertaba sobre sus placeres. Peter, más cañí, servía cañas tras la barra mientras David ultimaba detalles de la decoración: África, Cuba y Mallorca mezclados en una coctelera de la que resultan dimonis negros, vírgenes caribeñas y ricas y coloridas telas.

El calor, sofocante, trasladó la fiesta a la puerta. Mientras en el interior Penyafort, vestida de Marga Mayol, daba a probar quelitas con pollo y salsa de cacahuete y sobrasada con mermelada de jengibre -estarán en el menú junto a la paella de los viernes- en el exterior los besos y bienaventuranzas. Para los mayores y los pequeños, que todos estaban apoyando y si tocaba cortar pan o servir, se hacía, sin rechistar.

Los primeros en dar el visto bueno, la artista Susy Gómez y el galerista Joan Antoni Horrach. Biel Mesquida, escritor y colaborador de este periódico, y la pintora Margalida Sancho compartieron felicidad con los dueños. "No queremos ser pretenciosos. Simplemente aspiramos a que los vecinos y los trabajadores del barrio hallen en este local un lugar donde comer bien, como en casa". La receta del éxito: ingredientes siempre frescos del mercado de Pere Garau elaborados por Mercedes, catalana afincada en la isla desde la más tierna infancia.

Entre bocaditos de buñuelos de bacalo hechos por la madre de la artista y pequeños sorbitos a la poción de la noche, se pudo ver al periodista Esteban Mercer conversando animadamente con unos amigos, a dos de los miembros del grupo Antònia Font, Joan Miquel Oliver y Joan Roca, y al recientemente galardonado con el Premio Nacional de Cine, Agustí Villaronga charlando con el director Rafa Cortés. A falta del internacional Pedro Almodóvar, el italiano Andrea Occhipinti, fascinado por tanta belleza. La vedette Vivian Caoba aportó también su dosis de glamour a una velada con sabor multicultural, tanto, que hubo lectura poética por parte de Antonio Aguilar y glosses de Mesquida inmortalizadas en la pared: "Badell cec ès La Pultrú/tot Farcit de sobrassada/que faig a gust per a tu/perqué est la beniamada".