Antoni Bennàssar llevaba la pintura en las venas. A su padre Dionís ya "le bailaban los colores en la cabeza", decía Camilo José Cela. Su galería, aquella que otrora montara con Tòfol Borràs, echa el cierre definitivamente porque la edad no perdona. Dejará de funcionar el próximo 30 de septiembre. "Nos jubilamos. Yo tengo 65 años y mi socio 66. Mi hija, que ha estudiado Historia del Arte, igual abre su propio espacio, pero será algo diferente a lo que nosotros montamos en Pollença", explica.

El pintor fundó la sala junto a Borràs, que trabajaba en el banco de Crédito Balear de Andratx, en abril de 1977. "Podría haberla abierto antes, pero me animé a hacerlo cuando el régimen entonaba su canto de cisne", evoca. El primer espacio estaba ubicado en la calle Sant Jordi del pueblo. Luego pasaron a un local que está en la plaza.

Desde el principio, decidieron que en la galería sólo iba a entrar arte contemporáneo. "Pero queríamos ser realistas. Había que mantener el proyecto. Y así llevamos más de treinta años", refiere. Así las cosas, optaron por combinar exposiciones arriesgadas con otras que apostaran por nombres más tradicionales y asentados. La procedencia de las obras iba a pivotar entre Mallorca (Joan Bennàssar o Joan March) y el resto de la Península. No en vano han pasado por la galería artistas como Mompó, Rafael Albertí y otros nombres destacados del grupo El Paso y el Equipo Crónica.

"También queríamos hacer de puente entre artistas pollencins propios y las ferias de Madrid, a las que hemos acudido cada año", indica Bennàssar. La fundación y la sucursal de Madrid, gestionada por Miquel Tugores, seguirán abiertas al público.

El cierre de la Bennàssar en Pollença supone el final de una etapa gloriosa de galerías en el municipio. En poco tiempo han desaparecido la Maior, Norai o Actual Art.