Guitarrista y cofundador de Sonic Youth. Recién llegado de Madrid, el neoyorquino presentará hoy (21.30 h) en el Teatre de Lloseta ´Noise Recitation´, espectáculo que fusiona música, poesía y vídeo. En otoño sacará disco en solitario. Con la banda, no se atreve a poner fechas.

–¿Está agotado el lenguaje del rock?

–No creo que lo esté, aunque las posibilidades de que la gente haga música nostálgica son siempre la gran amenaza del rock. Creo que el rock interesante es sobre todo el underground. El mundo de la música comercial está bastante agotado ahora mismo, pero siempre hay cosas interesantes para escuchar si sabes dónde encontrarlas.

–¿Por qué desarrolla espectáculos híbridos de música y literatura?

–Mi trabajo en la última década ha incluido aspectos que abarcan desde la poesía, el lenguaje, el cine y la música. Me parece natural combinarlos. En este sentido consiste en intentar construir una idea nueva y más amplia de lo que un poema puede ser. Performance como poema, cine como poema, sostener un zumbido de notas con la guitarra como poema... He querido hibridar algunos de estos elementos para encontrar algo nuevo o quizás para asegurarme de que no estoy haciendo algo nostálgico y seguro, sin riesgo.

–¿Se le quedó pequeño el escenario con Sonic Youth?

–No. Sonic Youth es lo mejor, pero todos necesitamos salidas para desarrollar ideas diferentes, y cada uno de los miembros del grupo tiene muchas cosas que probar aún.

–¿Qué aporta este tipo de espectáculos en solitario a la banda?

–El trabajo que todos nosotros hacemos en solitario siempre aporta nuevas experiencias a la banda. La experiencia siempre te cambia y fuerza que tu visión avance.

–En el show utiliza herramientas como un arco de violín o una baqueta para tocar una guitarra suspendida en el aire. ¿Hay algún concepto detrás de eso?

–El concepto es construir una nueva forma de experiencia musical extasiante que emocione tanto a artista como a público. Me gusta la idea de poder presentar algo diferente a lo que la mayoría de gente hace. Incluso si fracasa y no gusta, no hay nada parecido ahí fuera.

–En este sentido, ¿sigue los pasos de Lou Reed?

–Sí. Lou es uno de ésos en los que siempre estoy interesado.

–¿Cree que Reed hizo algo realmente interesante después de la Velvet Underground?

–Por supuesto. Muchos de sus álbumes en solitario son magníficos. No es justo definir a un artista sólo por su primer flash de fama. Admiro que Lou haya continuado creciendo y explorando.

–Reed escribió una banda sonora de Nueva York. ¿La superó Sonic Youth? ¿Sigue existiendo el Nueva York del que hablaban?

–No soy consciente de que estuviéramos intentando mejorar a nadie. Solo hemos intentado reflejar lo que hemos visto. La verdad es que hay muchos nueva yorks distintos. Es una ciudad imposible de clasificar, y que significa muchas cosas diferentes para gente diversa. Señal de que es una ciudad importante, ¿no?

–El spam, tema de su último libro, Against Refusing, le parecerá a muchos un tema poco poético, incluso nimio.

–Lo que pasa es que he hallado en esos spams flashes un tipo de poesía que no podría ser creada en realidad de una manera consciente. Por eso estoy usándolos como un punto de inspiración para crear nuevos poemas que tendrán una lógica más surrealista de lo que podría haber imaginado. Son textos muy personales, y como lector te emocionarán o no. De dónde vengan es irrelevante.

–¿Cree que Sonic Youth ha sabido crear su propia visión del rock?

–Creo que sí, pero no soy crítico musical. No me siento obligado a explicarlo. Ése es tu trabajo.

–¿Mejora la música cuando uno se pasa de una multinacional a un sello propio?

–La creación musical mejora cuando los músicos están inspirados. Los sellos tienen poco que hacer en este tema, excepto cuando les dejas que te dicten las condiciones de tu creatividad. Para nosotros, los sellos han significado muy poco. Nosotros hemos seguido nuestro propio camino y los sellos sólo han hecho circular el producto.

–¿Dónde reside el futuro de la música popular?

–Evidentemente, internet está involucrado a cierto nivel. Pero creo que parte del futuro de la música en directo estará siempre en algo más elemental. El hecho es que tú debes estar ahí y llegar a ser parte de la experiencia. Ésta es la fuerza de la música en directo. Por otra parte, la música popular continuará fragmentándose en incontables caminos que no podemos predecir. Sería aburrido si pudiéramos hacerlo.

–¿Qué aprendió de sus encuentros con Enrique Morente?

–Aprendimos a respetar a otro músico que estaba siempre buscando nuevos sonidos y nuevas maneras de conectar con el público y consigo mismo.

–¿Capta usted la poesía que encierra el flamenco: Lorca, Caballero Bonald...?

–Sí, he leído a Lorca. Algunos en español, pero la mayoría en inglés. Conseguiré más sobre este tema, porque me gusta. Puede que me esté perdiendo mucho...

–¿Le gustó la película Howl sobre el poemario de su amigo Allen Ginsberg?

–Me gustó. Creo que James Franco hizo un trabajo increíble. Especialmente me gustó que todas sus palabras vinieran directamente de cosas que dijo Allen o de las transcripciones del jucio y de entrevistas. No me gustaron las animaciones. Me hicieron sentir incómodo. Eran feas.

–¿Ha perdido la poesía la capacidad de crear el revuelo que causó Howl cuando se publicó?

–No, no la ha perdido. Pero ahora [el miércoles] son las tres de la madrugada en Madrid y no es momento de ponerle ejemplos.

–¿Cómo se puede atacar hoy día la moral de la sociedad biempensante?

–Yendo en pelotas por la calle.

–Siempre se le asocia a los poetas beats, pero hay más poesía en el mundo. ¿Qué tal los europeos?

–Hay muchísimos poetas para listarlos ahora, a las 3 de la madrugada. Recientemente me ha interesado un portugués, Fernando Pessoa.

–Usted también pinta. ¿Conoce al mallorquín Miquel Barceló?

–No, lo siento, no le conozco.

–¿Qué le dijo en los años noventa a Christina Rosenvinge para que abandonara afortunadamente al pop naif que antes practicaba?

–Ella estaba desarrollando su arte cuando nos conocimos, intentando diversificarse y probar cosas nuevas. La ayudé como pude pero no le dije nada. No le di un dictado de reglas como hacen en el negocio de la música comercial. Estar con ella también retornó en nosotros.

–Siempre a contracorriente...

–No. Lo mío es más ir hacia el futuro alejándome del pasado.