Objectes. Xavier Rebassa

Canals i Gil Art Contemporani

Plaça de l´Església, 4 (Binissalem).

Hasta el 23 de mayo.

Cualquier artista puede resultar convincente cuanto más fascinante resulte su obra y las obras que fascinan son irremisiblemente las que causan sorpresa, el mecanismo con el que reaccionamos como espectadores ante la mejor creatividad.

Joan Brossa amplió los límites de la poesía con la visualidad y el código literario de la poesía hacia otra dimensión, entre lo visual y el reino de los significados. Luego podría nombrar a Chema Madoz, Joan Fontcuberta, Wolf Vostell…

Bajo el título de Objectes Xavier Rebassa (Palma, 1979) muestra sus últimos trabajos en Binissalem utilizando elementos olvidados y letras propias de la poesía visual que evoca Contes (1986). Brossa decía: "La poesía es un juego, bajo la realidad aparente aparece otra insospechada".

Rebassa utiliza para sus instalaciones materiales que va recogiendo y reutilizando; elementos sencillos como cuerdas, radiografías, zapatos, sillas, letras…, trozos de material que adquieren nueva vida en unas piezas que parten de historias personales, quizá de ironías de la vida.

Los creadores reivindican que el arte no sólo es material, sino también mental, que no sólo nace en las manos de quien crea sino también de los ojos de quien piensa. Desde los objetos de Man Ray la historia del arte es una lucha para hacer comprender que cualquier cosa puede tener un sentido plástico, una belleza estética.

Pero luego existen imágenes inventadas que guardamos en la retina y caminos que otros han abierto, pero que cuando es el objeto el que se trabaja tiene que lograrse encontrar una voz propia y una poesía. Pero no sólo alterando elementos y saboteando las expectativas del espectador se consigue el éxito.

Walter Benjamin diferenció claramente en la obra de arte dos valores: el valor de culto y el valor expositivo. El primero ha ido despareciendo a lo largo del tiempo, el segundo ha ido adquiriendo un papel privilegiado, de tal forma que, a menudo, el valor expositivo es lo único que queda. Éste sería el caso de la instalación que, cuando se desmonta, apenas queda nada.