A todos nos choca la imagen de un niño triste. Depresión e infancia son conceptos que no casamos y sin embargo, hay niños que se deprimen. Oriol Lafau Marchena, psiquiatra de la Unidad de Salud Mental infanto juvenil de Son Espases, relata que no es ésta la única dolencia mental que pueden padecer niños y jóvenes. Este experto ofreció dos charlas en el Centre de Cultura Sa Nostra aglutinadas bajo el título Trastornos mentales desde el inicio: infancia y adolescencia. La Asociación de familiares de Personas con Enfermedad Mental La voz de la esperanza ha sido la entidad organizadora de este curso en el que el psiquiatra abordó en dos sesiones los trastornos de la afectividad y los de la conducta.

Para Oriol Lafau es importante saber cómo comienzan estas dolencias para poderlas diagnosticar y tratar cuanto antes. Con un 7% de afectados, el Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad TDAH es el más frecuente y el más conocido. "En cada clase hay uno o dos niños con TDAH. Hay un 7% de afectados, también entre los adultos, porque se trata de una enfermedad crónica, aunque hay quien mejora mucho". Lafau subraya que la notoriedad obtenida por esta dolencia ha precipitado la realización de diagnósticos que no son reales.

La depresión con un 5% de afectados entre los adolescentes y un 3% entre los niños de primaria, es el segundo trastorno mental más frecuente en esas edades. "La infancia va asociada a la felicidad, pero se producen dramas, abusos, bullying, trato vejatorio, maltrato". Los niños que sufren no son inmunes y los que viven situaciones muy desfavorecidas pueden caer en la depresión. Lafau explica que es difícil detectarla, porque los niños pueden sentir tristeza, pero a lo mejor no saben cómo expresarla. No son sus palabras sino sus dibujos o sus cuentos los que van a darnos las claves sobre su estado de ánimo. En los adolescentes, la depresión puede expresarse con la rabia o la rebeldía, y eso hace que sea difícil detectarla.

Menos frecuente es la depresión que no aparece por un motivo externo, sino que es de base neurobiológica. También son poco habituales (un 1%) los casos de trastornos psicóticos aunque Lafau aclara que "se ven casos de esquizofrenia que debutan con edades tempranas a los 13 o incluso a los 6 años con cuadros muy graves". Se trata de enfermedades que tienen una base genética que son alteraciones de las neurotrasmisiones , y es lo que hace que se produzcan alucinaciones o delirios. "El que se inicien puede depender de factores muy estresantes o del consumo de tóxicos, en el caso de los adolescentes".

Al contrario de las depresiones, Oriol Lafau explica que es más fácil detectar los trastornos psicóticos ya que hay una ruptura brutal en su biografía. Este profesional aconseja estar atentos a los cambios de conducta, de rendimiento escolar o de estado de ánimo para detectar posibles problemas. En cuanto a la prevalencia, Lafau cree que los trastornos de base genética tienen la misma antes que ahora. Sin embargo, dice que sí han aumentado los casos de trastornos afectivos como la depresión o la ansiedad: "Los niños sólo reciben refuerzos materiales. La afectividad que reciben es rápida y material y eso produce ansiedad y depresión". Añade que los niños crecen solos debiendo tomar decisiones o responsabilidades para las que no están preparados. "Tiene que ver con cómo vivimos ahora. La casa se ha quedado vacía y el niño está solo. La supervisión parental está fallando, tenemos poca paciencia porque disponemos de poco tiempo y vas a hacer lo que sea para callarlos, para estar bien con ellos". Lafau se refiere a los refuerzos materiales que a la larga, no van a ser efectivos.

El psiquiatra comprende que los padres disponen de pocas horas para estar con sus hijos y aconseja que se manejen bien los castigos y los premios, porque eso les ayuda a crecer en valores. "Como no tenemos tiempo de estar con ellos, cuando imponemos un castigo nos sentimos culpables y enseguida lo retiramos", apunta. En cambio, sí damos premios de manera que el niño sabe lo que está bien, pero no lo que está mal.

Dar y recibir cariño

Como última recomendación añade que hay que aprender a dar y a recibir amor y afectividad: "Que se sepan expresar bien emocionalmente para poder pedir ayuda", subraya. Para Lafau esto es especialmente importante en el padre de cara a la educación de sus hijos varones, ya que todavía perdura la idea de que los hombres no han de expresar sus emociones.