­­Neus Asensi, como muchos españoles, ha jugado hoy a la Lotería de Navidad. Junto a sus compañeros de reparto en Karaoke, que se estrena el próximo día 25 en el Auditòrium y estará en cartel hasta el 30, guarda un décimo con los números del Gordo que no cantó bien cuando era pequeña. Pero esto es ficción. En la comedia de Juan Luis Iborra y Antoni Albert, Asensi se refugia del trauma que le dejó aquello en un karaoke. La barra del bar le proporciona anonimato, excepto para su jefe (interpretado por Ángel Pardo), que se enamora de ella.

–¿Ha estado alguna vez en un karaoke?

–Sí, una vez. Cuando terminamos una ceremonia de los Goya hace ya dos o tres años. Estaba con Antonia San Juan y otros. Íbamos andando por la Gran Vía, en domingo, y era lo único que estaba abierto. Íbamos contentos. Fue surrealista.

–Empezó de vedette en el Teatro Arnau. ¿Quería ser Normal Duval o prefiere a la Terremoto de Alcorcón?

–Era una mini-vedette. Empecé como bailarina. Hasta que un día me pidieron que improvisara y me puse a hablar con el público. Tenía buena mano con los sketches cómicos y me empezaron a dar números.

–¿Y le gusta la Terremoto?

–Es muy buena. La vi el otro día en los Premios Shangay y se ha quedado estupenda.

–Usted era Amparito en la primera de Torrente. ¿Qué lectura hace de que la saga de Santiago Segura sea la más taquillera del cine patrio?

–Fue un éxito por el personaje de Torrente, tan bestia que parecía que hacía apología de las drogas, de la violencia, un tipo execrable, una especie de Mr. Bean pero amoral. Fue un boom social que fue incorporando freaks, lo que provocó que la gente fuera al cine a reírse de estos personajes.

–¿Se baja películas de internet?

–Siempre las compro o me descargo la música en el iTunes. Pago por lo que consumo.

–Entonces, está de acuerdo con la Ley Sinde.

–Creo que es una ley bastante dura. Gracias a que la gente se puede bajar contenidos de internet se ha facilitado el acceso a la cultura. Y creo que cuando a la gente le entusiasma un disco o una película acaba por comprársela.

–¿Ha pensado en ponerse alguna vez detrás de las cámaras?

–De momento, no. Estoy deseando que me llamen otra vez para ponerme delante.

–¿Con qué director repetiría?

–Con Daniel Monzón y Fernando Trueba. Con Pedro Almodóvar debe ser inolvidable. También me gustaría rodar con Amenábar, Icíar Bollaín o Achero Mañas.

–Con Monzón rodó El robo más grande jamás contado. ¿Sabía que es mallorquín?

–Sí, claro. Esta película la rodamos en el antiguo aeropuerto de la isla. Daniel lo hizo saltar por los aires, y nosotros le decíamos: "Hay que ver cómo quieres a tu tierra". El tío se anticipó a lo sucedido con los controladores aéreos, que hicieron petar los aeropuertos.

–¿Dónde está ahora en mayor medida el buen producto audiovisual?

–En la televisión. Hay series muy interesantes. Las de HBO, por ejemplo. En el cine está difícil levantar proyectos. En España se han producido este año menos películas que en 2009. En total 120: 50 de directores noveles y muchos cortos y documentales. Las series son una salida para los actores y los realizadores.

–¿A qué nivel está España en producción en relación con Europa?

–Está en un nivel muy bajo, cada vez más.

–¿Corregirá eso la nueva Ley del Cine?

–No. Según la normativa, recibe más ayuda para una peli una mujer que un hombre. Y por otra parte se apoyará con más dinero a las grandes producciones. El cine pequeño y mediano es el perjudicado. Ahora vale eso de cuanta más taquilla hagas mayor subvención recibirás. Algo que debería ir al revés, ¿no?

–Telecinco ha anunciado que no destinará el 5% de los ingresos anuales para financiar la producción audiovisual europea.

–Pues me parece muy mal. Es cierto que el dinero de las teles iba para las pelis más grandes. Pero si ya no quieren dar ese dinero, pues apaga y vámonos. Las teles no se quieren arriesgar a hacer nada. Sólo quieren hacer programas piloto. Y yo digo: menos pilotos y más controladores aéreos.

–Se le escapó un pezón en el programa Channel número 4. ¿Estaba eso preparado?

–Qué va, hija. Me dijeron que tenía que hacer de la novia de un chico. Llevaba un vestido escotado y sucedió. Ya está. Pero veo que el vídeo está colgado en YouTube y todo. En este país gustan mucho las freakadas.

–¿Por qué?

–Porque nos las están vendiendo demasiado. Me pareció una vergüenza que Belén Esteban fuera portada de El País Semanal el pasado domingo. Si en una misma revista veo a una poligonera de San Blas y a Vargas Llosa, qué quieres que te diga. Eso te quita credibilidad. Estoy desencantada con la telebasura. Cuando murió Lady Di ni siquiera me compré una revista.