La muerte enamorada, el relato vampírico de Théophile Gautier –para muchos su obra maestra– en el que la realidad y el sueño se confunden, y donde la vida y la muerte se entrelazan, tendrá su música a partir de marzo de 2011. El compositor e instrumentista Cristóbal Sánchez, en su día cantante del grupo heavy Skyline, ha hecho una adaptación libre de esta deliciosa y repugnante novela para una ópera rock que, en formato cedé, reunirá a nueve conocidas voces de la escena balear.

Una bella Marta Elka encarnará a la misteriosa Clarimonde, protagonista de esta historia romántica contada a ritmo de música clásica, rock, pop y también funky. El elenco de cantantes, que enfrentará a voces dispares, de ámbitos diametralmente opuestos, también incluye a la soprano lírica Elsa Salord; y el rockero Ramón Grifé –actualmente al frente del grupo Índalo–, quien dará vida al malvado abad Serapione.

Maria Mayol, vocalista de la banda de metal Inside, envejecerá para meterse en la piel de Bárbara, una anciana que profesa una extraña fe hacia Jesús. Interpretará, para la ocasión, Amor de Dios, una de las canciones del cedé, que al igual que el resto de temas, se ha escrito ex profeso.

José Fructuoso, de Drown; Ernest Roig; David Dalmau, voz de Habemus Rock; Cristóbal Sánchez; y Dani Dila, convertido en esclavo de la vampira Clarimonde, completan la lista.

"Lo que más ha costado ha sido conseguir que los cantantes dieran la vuelta a sus tesituras", comenta Cristóbal Sánchez, quien aclara que el disco se inspira en el texto de Gautier, al que le imprime un tono de humor, sin caer "ni en el insulto ni en la ofensa".

Esta ópera rock, género que popularizaron en los años sesenta bandas como The Who, Pink Floyd o Pretty Things, considerados los pioneros, se grabará en los estudios de Sánchez, en Esporles. Una discográfica ya se ha interesado por el proyecto, aunque el responsable de la obra no ha deshojado aún la margarita.

En La muerta enamorada, Gautier, poeta, crítico y novelista , figura prominente durante cuarenta años de la vida artística y literaria de París, desarrolla uno de los temas más recurrentes de su obra: el sueño.