Más de veinte menores comparten su día a día en la Llar des Raiguer que gestiona Fundación Aldaba en Inca. La entidad se ha marcado como objetivo que funcione como el hogar de una familia, para que estos niños y jóvenes se sientan como en casa. La Llar des Raiguer acoge a chicos de entre 3 y 17 años. Por circunstancias diversas estos niños han sido apartados de forma cautelar y provisional de su familia. Necesitan un lugar donde vivir hasta que las cosas se solucionen.

Elisabet Raya Burón es la delegada de Fundación Aldaba en Balears. Explica que el tiempo que los niños pasan en el hogar, se les proporciona el apoyo físico y emocional que precisan para su desarrollo. El tiempo máximo de estancia es de dos años, aunque lo habitual es que estén menos tiempo. Muchos regresan con su familia cuando la situación que ha generado su protección ha revertido. Explica la responsable de Fundación Aldaba que se trabaja con los padres para que puedan volver a hacerse cargo de sus hijos. En otros casos los niños no van a poder regresar con su familia biológica, al menos de forma inmediata. Algunos de ellos pasan a residir con una familia de acogida. En otras situaciones se inicia un proceso de preadopción.

Como en cualquier casa familiar, en la Llar des Raiguer también se han hecho necesarias algunas reformas. Recientemente se han renovado los baños, construyendo uno adaptado; y la instalación del aire acondicionado. Todo esto ha sido posible gracias a una subvención aportada por la Obra Social de Sa Nostra. La Llar des Raiguer está ubicada en una casa mallorquina de Inca de tres plantas. Cada una de las plantas funciona de forma independiente donde los niños se distribuyen por grupos de edad. Los jóvenes y niños reciben atención integral del equipo formado por una directora, educadores sociales, auxiliares y una psicóloga. Como cualquier otro niño, los menores acogidos van a su escuela, participan en actividades extraescolares, hacen deporte o celebran su fiesta de cumpleaños.

Señala Elisabet Raya que Fundación Aldaba también gestiona un programa de supervisión de las visitas que los padres realizan a sus hijos mientras éstos se encuentran en situación de acogimiento. Este programa está concertado con el Institut Mallorquí d´Afers Socials, IMAS. Las visitas se desarrollan en la sede de la institución insular. "Una trabajadora social supervisa la evolución del encuentro y emite un informe", resume la delegada de Fundación Aldaba.

Además del trabajo con los menores, la entidad también tiene en marcha un programa de tutela judicial de personas adultas que han sido incapacitadas.

"Desarrollamos todos los aspectos de la vida de estas personas. En total, tenemos 415 usuarios en Mallorca", explica Raya. Los profesionales de Fundación Aldaba han constatado un aumento de las personas declaradas incapaces: "No sólo se trata de personas mayores que tienen deterioro cognitivo. También hay personas jóvenes, muchas de ellas tienen una enfermedad mental", analiza.

Cuando estas personas no tienen una familia que pueda tutelarlas, es la administración quien debe encargarse de ello y, en este caso, delega en Fundación Aldaba. Se trata de una labor difícil puesto que la mayoría de estas personas tienen muchas deudas y apenas ningún ingreso. Muchos de ellos sólo cuentan con una pensión no contributiva de 300 euros y con eso "han de hacerse milagros. "Faltan medios para realizar esta labor. Los profesionales tienen una sobrecarga de trabajo y las subvenciones llegan tarde", explica Elisabet Raya.