Dice Xavier Gómez Batiste, presidente de la Asociación Española de Cuidados Paliativos, que "la sociedad que cuida la calidad de la atención a los moribundos, se honra a sí misma". Los avances preventivos y terapéuticos de estos últimos años han aplazado el momento de la muerte y al mismo tiempo ha crecido la atención profesional y humanizada al sufrimiento, de pacientes y familiares, que se da en el entorno del final de la vida. Ante el problema del dolor en el proceso terminal, el vicepresidente Alfredo Pérez Rubalcaba ha anunciado una futura ley de cuidados paliativos y muerte digna que, para unos, es "absolutamente necesaria", y para otros, solo "una cortina de humo" lanzada por un Gobierno acosado en un momento de notable agobio político.

Los cuidados paliativos surgen por primera vez en Inglaterra en los años 70 y llegan a España una década después. En Mallorca, como iniciativa de algunos oncólogos del Hospital Son Dureta, se pone en funcionamiento en 1993 la primera unidad en la Clínica de Virgen de la Salud. En la actualidad en Balears trabajan 64 profesionales en cuidados paliativos de los que doce son médicos, 27 profesionales de enfermería, 18 auxiliares, cinco psicólogos y dos trabajadores sociales.

La conselleria de Salud está desarrollando una nueva estrategia sobre cuidados paliativos que, para el periodo 2009-2014, prevé mejorar cada año la calidad de vida de unos 1.500 pacientes con enfermedades irreversibles y de su entorno familiar. Desde 2007 funciona en la isla un Registro de Voluntades Anticipadas que, según datos aportados por el director general de Evaluación y Acreditación de la citada conselleria, Joan Llobera, ya ha superado las 1.630 declaraciones.

A la espera de que haya un texto sobre la mesa por parte del Gobierno, Llobera opina que la Ley de autonomía del paciente (2002), que regulaba los cuidados paliativos y las voluntades anticipadas (testamento vital), "ya era muy avanzada", aunque dejaba en manos de las comunidades autónomas su reglamentación. "Balears está a la cabeza en materia de cuidados paliativos. No tenemos servicios saturados y la cultura de cuidados paliativos está cada vez más extendida", asegura.

Estos servicios los reciben personas con VIH-sida, corea de huntington, parkinson, alzheimer, insuficiencia cardiaca y pacientes con enfermedades pulmonares obstructivas crónicas en sus fases más avanzadas, aunque son los enfermos de cáncer quienes representan la mayoría de atenciones en cuidados paliativos, en torno al 75 por ciento del total.

El objetivo, lógicamente, sería que el cien por cien de los pacientes en fase avanzada recibieran atención por expertos en cuidados paliativos. Pero la realidad es otra. Según datos aportados por Teresa Martorell, presidenta en Balears de la Asociación Española contra el Cáncer, en 2009 murieron en la comunidad dos mil personas víctimas del cáncer, de las que 460 obtuvieron cuidados paliativos, lo que representa solo un 23 por ciento del total, "lejos del 60 por ciento que los expertos consideran óptimo".

"Tenemos mucho que avanzar en lo que se refiere a la calidad de vida en el proceso de morir. Debemos hacer accesible la mejor tecnología médica y humana a todos los pacientes. Lo más importante es que el mensaje va calando en la sociedad", opina Martorell, para quien la futura ley del Gobierno es "absolutamente necesaria".

"Disponemos de un buen soporte por parte de atención primaria, y de un buen dispositivo de media estancia por parte de GESMA (Gestió Sanitària de Mallorca). Existen unidades funcionales en los dos hospitales de Palma, pero echo en falta una unidad de referencia en el hospital de agudos. Y en esta estructura, la asociación que presido ha puesto mucho trabajo e ilusión para arrancar motores. Ahora le corresponde a Ibsalut avanzar", añade.

Para la Asociación de Padres de Niños con Cáncer de Baleares (Aspanob) no hay lugar a dudas. "Los cuidados paliativos deberían ser un derecho reconocido por igual para todos los ciudadanos", afirma la gerente Eulalia Rubio. Una opinión que comparte el doctor Gustavo Catalán, jefe del servicio de Oncología del hospital de Son Llátzer, quien le parece "oportuno" al anuncio de Rubalcaba.

"En el período final de la vida –señala el doctor y colaborador de DIARIO de MALLORCA– se dan una serie de necesidades, y no sólo por parte del enfermo en fase avanzada, que no pueden dejarse al albur del buen hacer de quien tenga la responsabilidad del cuidado. Los requerimientos son cambiantes dependiendo del tipo de enfermedad y del entorno, de la idiosincrasia del afectado y circunstancias personales o familiares".

Todo ello exige sensibilidad y recursos varios: de atención física, soporte psicológico, atención al paciente pero también, y no menos importante, a los allegados. "No es razonable que la aproximación a esta compleja problemática se subordine a criterios subjetivos y que un profesional sea partidario de unas medidas que otro pueda juzgar inadecuadas. Como sucede en otras fases de la enfermedad, se hace necesario un marco general de actuación que garantice la cobertura de unas demandas complejas y cambiantes. Sería, por decirlo de algún modo, una guía de actitudes y comportamientos refrendada por un grupo amplio de expertos y que trascienda las ideologías para procurar, ante todo, el máximo bienestar posible", explica Catalán.

El presidente del Colegio de Médicos de Balears, Antoni Bennàssar, recuerda que "recibir una adecuada atención médica al final de la vida no es un privilegio sino un auténtico derecho", aunque precisa que en las situaciones de cuidados paliativos lo que se debe preservar es "el derecho a la objeción de conciencia".

Una posición, la del Colegio de Médicos, con la que discrepan Carmen Alorda y Cristina Moreno, profesoras de los departamentos de Cuidados Paliativos, Ética y Legislación Sanitaria de la UIB. "No se puede objetar a un principio profesional. Hay una serie de deberes que hay que cumplir, como son el promocionar la salud, prevenir la enfermedad, restaurar la salud y aliviar el sufrimiento".

"Cualquier iniciativa que contribuya a mejorar las garantías y el bienestar de los pacientes, incluyendo los últimos momentos de su vida, debe contar con un amplio respaldo", afirma el presidente de la Academia de Ciencias Médicas de Balears, Miquel Roca, quien ve necesario escuchar "a todos los colectivos implicados, incluyendo, en un lugar destacado, las sociedades científicas, y separar claramente algunos aspectos que con frecuencia se mezclan y confunden desde perspectivas políticas y no bioéticas".

Si desde el PSOE, en boca de su secretario de Organización, Marcelino Iglesias, se asegura que la ley brindará a los médicos "protección legal que les permitirá trabajar con normalidad y sin estar sometido a las presiones a las que han estado sometidos hasta ahora" –como la que padeció el doctor Luis Montes del hospital Severo Ochoa de la localidad madrileña de Leganés, relevado por la Comunidad de Madrid de su cargo de coordinador de Urgencias del centro tras denuncias de mala praxis en la sedación de pacientes terminales que luego no fueron aceptadas por la Justicia–, desde el Partido Popular sólo ven una estratagema del Gobierno.

"Me temo que solo sea una cortina de humo. Han anunciado una ley pero no conocemos el texto. Lo que le preocupa a los ciudadanos es intentar vivir dignamente, y no debatir sobre temas innecesarios", mantiene la diputada del Partido Popular Carmen Castro.

"Este anuncio suena a propuesta electoralista con el fin de abrir un nuevo frente de debate y división, en una campaña propagandista dentro de la dialéctica de manual al que el gobierno nos tiene acostumbrado. Si, como dicen, no quieren hacer ni una ley de despenalización de la eutanasia y del suicidio asistido (ambas en el Código Penal), carece de sentido y es innecesario regular unos derechos y actos médicos que están perfectamente contemplados en la Ley de Autonomía del Paciente, las leyes sobre voluntades anticipadas, los códigos deontológicos y la ley general de Sanidad. Además, contradice la reciente Resolución Resolución del Consejo de Europa sobre objeción de conciencia médica", manifiesta Agustín Buades, delegado del Instituto de Política Familiar de Balears.

La Iglesia prefiere esperar a la hora de pronunciarse, aunque se han escuchado algunas voces críticas, como la del cardenal arzobispo de Sevilla, Carlos Amigo, que ha señalado que es mejor "enseñar a vivir" antes que aprobar una Ley de Cuidados Paliativos y Muerte Digna. "Hay que mirar a la vida", sostiene el cardenal.