El 92,4 por ciento de los españoles de 18 a 75 años asegura que ha jugado en alguna ocasión y casi la mitad (49,4 por ciento) afirma que juega habitualmente.

Así se recoge en un estudio de la Universidad Carlos III de Madrid, que analiza por primera vez en España la percepción sobre el comportamiento respecto al juego y al juego 'on line'.

Los datos que recoge el estudio, que se basa en una encuesta dirigida por el profesor José Antonio Gómez Yánez y realizada con una muestra de mil entrevistas, evidencian que el juego es una práctica muy extendida en la sociedad española.

El estudio apunta que se subestiman las cantidades que se juegan, ya que, por término medio, un jugador que cree haber jugado 22 euros al mes, en realidad ha jugado 40 euros.

Dada la amplitud de la población que juega, su perfil tiende a coincidir con el del conjunto de la sociedad.

Los jugadores son hombres con bastante más frecuencia que mujeres, sobre todo entre los habituales, con edades intermedias (de 25 a 55 años) y con un estatus social medio-alto.

Las cantidades que se juegan oscilan entre los 6 y los 35 euros al mes, para el 55 por ciento de los encuestados, que suelen dedicar una media de 10 minutos al día a esta actividad.

Respecto al juego 'on line', el estudio revela que el jugador es un internauta que juega, no un jugador que apuesta en Internet.

"Lo que piensan que están haciendo es navegando por Internet, se meten en páginas de este tipo y juegan, creyendo todavía que están navegando", según José Ignacio Cases, que ha dirigido y coordinado la investigación junto a Javier Ruiz, del Instituto de Política y Gobernanza de la UC3M.

En cambio, en el caso del juego convencional, "si vas a hacer una quiniela, rellenar una primitiva, comprar un número de lotería o participar en el bingo, eres más consciente de que estás jugando", explica el profesor Cases, director del Departamento de Ciencia Política y Sociología de la UC3M.

En cuanto a la principal motivación que se tiene para jugar, destaca la de desafiar al azar, según los expertos, aunque los jugadores españoles se consideran poco afortunados.

En este sentido, existe una "sociología de la suerte: la confianza en tenerla desciende con la edad, el estatus social y la frecuencia de juego, y es mayor entre los hombres que entre las mujeres", según el profesor Cases.