Richard Wakefield dejó la vorágine de la publicidad comercial para crear 2004 Publicitarios Implicados, una entidad que proporciona los medios necesarios a las pequeñas ong, las más desfavorecidas económicamente, para que puedan ser escuchadas. Wakefield participa estos días en el segundo Congreso de Creatividad e Innovación organizado en el Centro Cultural Sa Nostra.

–Se podría decir que hizo un cambio radical, ¿por qué pasó de las laureadas multinacionales a las ong?

–Puse en marcha este proyecto más independiente porque me permite seguir siendo publicista y ser más solidario. Soy más feliz y tengo la sensación de hacer lo que me gusta. Es muy satisfactorio.

–¿Cómo nació Publicitarios Implicados, y a qué se dedica?

–Pensamos que había pequeñas asociaciones a las que nadie les hacía las campañas y decidimos proporcionarles gratis los medios. Trabajamos con las que tienen menos de 2.000 socios. Somos pocos pero tenemos mucha pasión y conseguimos cosas que parecen imposibles.

–De todas las que ha realizado, ¿de cuál se siente más orgullo?

–Hemos hecho una gran campaña sobre la Esclerosis Lateral Amiotrófica, que no se conocía y no tiene cura; "La ELA existe". Intentamos con ello que tuvieran visibilidad. Apenas había medicinas y ahora el ministerio de Sanidad financiará con 5,5 millones de euros un hospital en Langreo. Esto es lo que da sentido a nuestro trabajo. También trabajamos en un proyecto para la erradicación de las minas antipersona, gracias al que recibieron financiación privada de Caja Navarra. No es que el mérito sea nuestro pero hemos colaborado.

–¿Cuál es el secreto para hacer una buena campaña?

–Conocer muy bien al público y sorprenderle.

–¿La famosa frase: una imagen vale más que mil palabras sigue siendo cierta o ha caducado?

–Ha caducado. Priman más los sentimientos. La comunicación es un mundo muy emocional. La gente quiere misterio, magia... ya no es tan racional.

–¿Cómo ha influido la crisis en la publicidad?

–La crisis económica ha derivado en la crisis de ideas. Y así es difícil hacer buenas campañas, deben ser atrevidas para llegar a transmitir una idea. Con la crisis la gente se hace más conservadora. No quiere correr riesgos. Es una consecuencia del miedo. En las ong esto no pasa porque tienen que ser rompedoras para que la gente escuche.

–¿Por qué nos siguen vendiendo cremas que no rejuvenecen como dicen? ¿No es eso publicidad engañosa?

–La publicidad engañosa no existe. Este año sólo un 3% de las campañas han sido conflictivas. Hay mecanismos legales y todo depende de cómo se diga.