Hablar de Manu Chao es hablar de compromiso con los parias del planeta, cuyos problemas el músico hispano-francés suele amplificar desde un escenario o, en su faceta menos conocida, una sala de exposiciones. Manwoz es el título de la muestra itinerante de dibujos sobre tela que ha creado el autor de Clandestino junto al dibujante polaco Jacek Wozniak y que permanecerá en el Museu del Calçat de Inca hasta finales de año.

Manwoz, título que conjuga los nombres de los dos artífices, es un compendio de telas sin enmarcar, por la "necesidad de ser ligeros y llevar la exposición a todas partes", según Chao, que destacan por sus llamativos colores y que presentan desde una óptica simbólica algunos de los conflictos sociales o situaciones cotidianas que más han marcado a los dos artistas. Antes de asentarse en Inca, la muestra ha viajado por Barcelona, Perpiñán y México. Después, volará a otro sitio no determinado.

Chao y Wozniak quisieron ayer que el encuentro con la prensa fuera lo más cerca posible de los dibujos para "tenerlos a mano y hablar de ellos". El ex líder de Mano Negra quiso contextualizar cada una de las composiciones, cuyos trazos y técnica corresponden a Wozniak, aunque la elección de los colores "es conjunta". La colaboración entre los dos artistas es fruto de la elaboración previa de un libro-disco que se editó en 2004, Sibérie m´était contée.

En un intento de justificar cada uno de los dibujos, la presentación de la muestra artística derivó en un análisis personal de diferentes sucesos mundiales a cargo del músico. Manu Chao ofreció su particular punto de vista sobre conflictos enquistados como la tragedia de los desaparecidos en el Estrecho de Gibraltar ("la frontera entre África y Europa es un muro más asesino que el de Berlín"), el encarcelamiento de opositores a la construcción de un aeropuerto en México, la causa zapatista o la situación de los saharauis ("sus niños tienen un nivel de educación más alto que el de Marruecos o las periferias francesas y practican un islam supertolerante, el islam del futuro").

Otras pinturas se refieren a su experiencia en La Colifata, la emisora gestionada por pacientes de un psiquiátrico de Buenos Aires. "Fue una auténtica lección de vida, allí he grabado mucha música que puede bajarse gratis de internet", apuntó. La tragedia del Prestige o la percepción que el mundo tiene de Cuba y el castrismo también tienen espacio en Manwoz. "Me remueve el tratamiento poco realista que la prensa europea da de Cuba, es cierto que no es un paraíso y tiene muchos defectos, pero hay que comparar con lo que hay alrededor, el horror no está en Cuba, sino en Haití".

También opinó sobre Barcelona, ciudad en la que vive desde hace diez años. "Antes era un lugar para la creación, hoy es más difícil; sin nivel económico no puedes vivir allí por la política elitista que impide desarrollarse en la calle".

Chao y Wozniak suelen pintar "uno o dos cuadros" inspirados en los lugares en los que exponen, aunque del contenido de sus composiciones mallorquinas sólo avanzaron la plasmación de "un gran fondo verde y un burro". De su relación con Mallorca, el músico admitió que espera "conocerla y disfrutarla poco a poco", a pesar de que sus padres veranean cada año cerca de Son Servera.