Después de tres años recorriendo el lado de los perdedores de la Guerra Civil española, el grupo de rock Barricada llega a Palma para erigirse en protagonista de la Fira del Disc, donde el próximo domingo, a partir de las 18.00 horas, presentará el contenido de La tierra está sorda: 18 canciones y un libro de casi 200 páginas. Antes, visitarán la tumba de Matilde Landa en el cementerio de Palma y participarán, a las 14.30 horas, en un homenaje a las prisioneras de Can Sales, en el edificio de la antigua prisión (en la parte de atrás de la actual Biblioteca).

–Se anuncian tres horas y media de Barricada para la Fira del Disc. ¿Serán suficientes?

–Son necesarias. Queremos que el público salga aburrido de Barricada. Tres horas y media sobre un escenario pueden destruirte, la edad no perdona, pero físicamente lo llevamos bien.

–Eso será porque acuden a diario al gimnasio o porque han hecho un pacto como el de los Stones.

–Al gimnasio no he vuelto desde mis tiempos de estudiante y en el diablo creo lo mismo que en Dios, es decir, nada. El no beber ni tomar sustancias psicotrópicas, algo que tanto yo como Alfredo Piedrafita hacemos desde hace cuatro años, ayuda. Sin todo eso estamos más centrados en nuestra historia.

–Una historia, la de Barricada, que ha hecho parada en la Guerra Civil española. ¿Por qué?

–Por reconocer la propia ignorancia más que por cumplir un papel docente. Sentía vergüenza de no tener ni idea de una época de la historia de España marcada por toneladas de ilusión y tragedia. La lectura de La voz dormida, libro de Dulce Chacón, me empujó a investigar. El resultado de ese trabajo han sido 18 temas de los que he compuesto diecisiete basados en historias que he conocido a través de esta investigación.

–¿Qué le explicaron en el colegio sobre este episodio negro de nuestra historia reciente?

–Nada. Los de mi generación –yo tengo 51 años– no teníamos ni siquiera esa página y media dedicada a la Guerra que sí tiene mi hija. Es una vergüenza cómo se trata el tema de la Guerra Civil en los colegios aún hoy, una historia que quieren mantener enterrada.

–Usted creció cerca de uno de los campos de concentración más siniestros del franquismo.

–Sí, el del Fuerte de San Cristóbal, junto al barrio de La Txantrea, en Pamplona. Los presos recibían un trato humillante. El 22 de mayo de 1938 se produjo una fuga de 796 presos, de los que 207 fueron asesinados. Trabajando en este proyecto conocí a Ernesto Carratalá, superviente no sólo de este penal sino también de los de Burgos, Isla de San Simón, Astorga y Cárcel Modelo de Barcelona, como bien relata él en su publicación Memorias de un piojo republicano (Editorial Pamiela 2007).

–Durante su investigación, ¿hubo más lágrimas que rabia?

–Al principio el tanto por ciento era muy parecido. Aún hoy sigo leyendo libros que ahondan en el tema y sigo visitando antiguos campos de concentración, trincheras, he visto abrir fosas comunes, he asistido al traspaso de huesos de una fosa común a un cementerio... Son momentos muy emotivos en los que te sientes muy triste.

–¿Un trabajo que le ha hecho crecer como persona?

–Sin duda. Me ha hecho entender mejor la historia de este país, porque sin saber lo que ocurrió en esa época tan apasionante sería imposible conocer ciertas posturas políticas y sociales del presente.

–¿Quién fue Matilde Landa?

–Es un símbolo de la lucha antifranquista, una mujer muy culta, vinculada a la Institución Libre de Enseñanza, una persona valiente e inteligente –Miguel Hernández le dedicó el poema A Matilde– que encontró la muerte en Palma presionada por la Iglesia y asociaciones oscuras.

–¿Confía usted en los políticos?

–No. Lo haría si no estuviesen tan encorsetados en sus estructuras de partido, si se comportasen como trabajadores de su barrio. No me interesan los políticos que hacen carrera para tener un pabellón de nombre Arena y que solo persiguen desvíos hacia su cuenta corriente.

–¿Hizo huelga el 29-S?

–Había que hacerla, porque a los trabajadores y a los parados se les toma por el pito del sereno.

–¿Se siente cómodo como habitante de ese planeta llamado rock?

–El rock se mira demasiado el ombligo. Yo me siento más cercano a los trovadores medievales que a las biografías de Jagger, Richards o Michael Jackson.

–¿Qué aportan 27 años de carrera?

–Mucho. Yo no podría dejar este tipo de vida: la furgo, el probar, grabar, los conciertos... Que te dé un foco es algo apasionante.

–¿Cómo explica la longevidad de Barricada?

–Yo no le daría mucha importancia a la duración de los grupos. No son nada en comparación con el respeto del público. Si de algo puede presumir Barricada es de espíritu cooperativista. Siempre trato de dar lo mejor de mí, de vaciarme en cada trabajo, en cada actuación.

–¿Recomiende algún disco para la Fira del Disc?

–El Ace of Spade de Motörhead y el Never Mind the Bollocks de los Sex Pistols.

–¿Defensor de los concursos musicales?

–No, salvo que sirvan para que un grupo no se muera de asco en un local de ensayo.